El problema de España es que esta deprimida. A los españoles les falta logoterapia, es decir, les falta una razón para vivir, y a su país le falta una razón de ser, una identidad. Los españoles, como todo hijo del vecino, en los cinco continentes, disponen de un clarísimo sentido de la vida, que no es más que el humanismo cristiano, pero lo combaten, y disponen de una identidad estupenda, marcada por su historia, sólo que la desprecian. Y cuando la atonía sustituye a las convicciones entonces pude suceder cualquier cosa. Nadie sabe dónde está su lugar o, lo que es más grave, todo el mundo quiere estar fuera de su lugar.

Por ejemplo, en prensa hemos podido ver cómo los Príncipes de Asturias futuros Reyes de España, destinatarios de los derechos históricos y símbolo de la unidad del país, se iban a cenar con Joaquín Sabina, seguramente porque a SAR, don Felipe y Doña Letizia -¿o es al revés?- les parece conveniente alternar con creadores de ese calibre. Casualmente, al fondo de la imagen, aparece una bandera republicana, que está bien en cualquier sitio menos enmarcando al heredero al Trono, no porque uno sea monárquico, sino porque parece un pelín lógico que el heredero al trono no se convierta en propagandista republicano. Mera cuestión de coherencia.

No es de extrañar que SM el Rey parezca pasar de todo y que la Reina Sofía resida en Londres (por cierto, para quienes negaron la información de Hispanidad, un dato más: su apartamento se ubica en las inmediaciones del Hotel Claridge). Personalmente, tengo una tendencia natural hacia la República, al tiempo que un pavor a los republicanos españoles (que no a los franceses, italianos o alemanes). Pero esa no es la cuestión. La cuestión es ¿Cómo convencer a los españoles de la bondad del proyecto patrio si los principales representantes de ese patriotismo, empezando por el heredero al Trono, abdican del mismo por un prurito adolescente de modernidad? ¿Y cómo vamos a hacernos respetar fuera en el contexto internacional cundo no nos respetamos a nosotros mismos?

Simplemente con la progresía de Rodríguez Zapatero no hay proyecto de país, por lo que España ha entrado en disgregación. Lo suyo es pura depresión, diván de psicoanalista. Le falta una razón para vivir y plantea una peligrosa tendencia al suicidio.

Eulogio López