Por su interés, reproducimos el artículo publicado en el diario Metro.

Europa se pone de parte de su enemigo

PERE BONNÍN, PERIODISTA

El príncipe Hassan bin Talal, heredero regente de Jordania hasta la coronación de Abdullah, no tiene pelos en la lengua a la hora de reconocer una verdad como una mezquita. En la conferencia interreligiosa de Kyoto dijo textualmente: Los dirigentes árabes han robado billones de dólares al pueblo árabe gastándolos en armamento para combatir al Estado de Israel, al que jamás podrán derrotar, en vez de usar ese dinero en educación y sanidad para ayudar a su pueblo. Al contrario que algunos acobardados dirigentes europeos, el príncipe Hassan bin Talal atacó duramente el programa nuclear iraní y lo hizo ante las barbas del ayatolá Mohamed Jatamí, ex presidente de Irán. Irán no debe tener la bomba atómica, dijo. En cambio el ex presidente del gobierno español, Felipe González, en un reciente viaje privado a Teherán, dijo a Ajmadineyad que apoyaba las aspiraciones de Irán de desarrollar su programa nuclear.Asa-El, ex director del Jerusalem Post, aludiendo a la exhibición de ZP con el pañuelo de Arafat y a las declaraciones del presidente español acusando a Israel de atacar y abusar del Líbano, señala que el verdadero abuso, el único, es el perpetrado por Hizbalá, y que este abuso es tan sólo parte de un azote más amplio que amenaza a la propia España. ¿Por qué Zapatero no puede entender los efectos que la conquista iraní de Beirut tendría sobre los islamistas europeos, quienes predican que los musulmanes deben reconquistar todos los antiguos dominios del califato, que incluyen España entera?, se pregunta Asa-El. Su respuesta es obvia: Europa sufre el síndrome de Estocolmo. Se pone de parte de su enemigo confiando que así no sufrirá daño. Eso mismo hicieron las democracias ante Hitler. Éste les dijo que no debían temer nada, que sólo quería a los judíos, pero luego agarró todo lo demás, y cuando Europa cayó en la cuenta ya era tarde. Igualmente ahora los avispados islamistas dicen que sólo quieren a los judíos. Muchos europeos, como antes, creen que no va con ellos y optan por el apaciguamiento político.

Peor todavía. A diferencia de antes, en que los judíos fueron a la muerte sin rechistar, ahora defienden sus libertades democráticas y las nuestras, mientras los dirigentes europeos, por espurios intereses, pretenden atarlos de pies y manos llegando a confundirnos a todos. Hasta el príncipe Hassan bin Talal de Jordania, igual que millones de demócratas musulmanes a los que Europa ignora, es consciente del peligro islamofascista. Tal vez, las democracias europeas, que se libraron del derecho canónico, si no despiertan, tengan que lamentar la pérdida de sus libertades bajo el imperio de la charia interpretada por el islamofascismo. Entonces resonarán de nuevo las palabras de la madre de Boabdil, pero esta vez dirigidas a los demócratas occidentales: llorad como niños, porque no supisteis defender como hombres la libertad tan duramente conquistada.