Top Air Security (TAS) es una de las empresas investigadas por la justicia argentina a causa del contrabando de 60 kilos de cocaína hacia Barajas-Madrid, durante el mes de septiembre de 2004, mediante cuatro valijas despachadas sin pasajeros a través de la aerolínea argentina Southern Winds (SW). TAS era la empresa de seguridad contratada por SW para controlar el contenido de sus equipajes e impedir que incluyeran armas, explosivos o drogas. Ya hay evidencia fílmica de que esas valijas pasaron por dos escáneres: uno perteneciente a la propia  Policía Aeronáutica (PAN), creada por el ex dictador Videla en 1977, que pertenece a la Fuerza Aérea Argentina, encargada de la seguridad aeroportuaria y de reprimir el delito; y otro, a la empresa TAS. Ninguno de los dos controles vio pasar 60 kilos de droga en cuatro equipajes. TAS pertenece a Santiago Adolfo Donda, hijo del ex represor de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), Palito Donda Tigel, capitán de fragata retirado y procesado por 62 crímenes de lesa humanidad por sus acciones represivas, que llegó a ser Jefe de Inteligencia de uno de los Grupos de Tareas de la ESMA. También son miembros de TAS dos individuos de apellido Heredia y Filippi, ex miembros de la mencionada PAN, expulsados por una acusación de narcotráfico.

Pero TAS también tiene relación con la española Viajes Marsans, actual propietaria de Aerolíneas Argentinas. Ocurrió durante la tramitación de la denuncia por presuntas irregularidades en el concurso de acreedores de Aerolíneas Argentinas, promovida por la sociedad Yobino Agropecuaria S.A. Como ya hemos informado, la clave está en la subrogación (compra) de créditos por parte de Air Comet-Marsans a tres bancos (BBVA, SCH y City) y a la petrolera Repsol/YPF. Este discutido concurso de acreedores permitió a Marsans convertirse en dueño y principal acreedor de Aerolíneas Argentinas, y obtener los votos necesarios para autoaprobar su  propuesta de salida concursal. En otras palabras, Marsans se hizo con Aerolíneas a bajo precio y cargó la deuda sobre la compañía en perjuicio de los pequeños acreedores. Pues bien, en mitad de todo el follón, en noviembre de 2004, Top Air Security (TAS), empresa totalmente ajena al concurso de acreedores, ofrece a Yobino su deuda a cambio de que se retire del proceso judicial.

En otras palabras, TAS, a la que en principio nada le iba en el asunto, estaba dispuesta a efectuar un pago para cerrar el Caso. Este tipo de recurso, donde aparecen repentina y generosamente terceros que pretenden pagarles a acreedores de Aerolíneas Argentinas, ha sido un trámite habitual en el Concurso de Acreedores de Aerolíneas, a los efectos de imposibilitar que la justicia establezca la verdad cuando hay denuncias sobre irregularidades en el mismo. La jueza no admitió dicho pago ni autorizó la subrogación del crédito, por considerar que no existía por parte de TAS interés legítimo para tales pretensiones.

Hispanidad ha podido saber, además, que TAS se encarga de la seguridad privada en el edificio central de Aerolíneas Argentinas (Bouchard), y la del mismo Antonio Mata Ramayo.

Puesto que TAS será judicialmente investigada por el contrabando de 60 kilos de cocaína en cuatro valijas embarcadas hacia Madrid, Hispanidad se pregunta a la luz de los datos revelados, si no debiera también la Justicia y el Estado argentino investigar el vínculo existente entre TAS y el Grupo Marsans, para conocer las motivaciones que llevó a TAS a entrometerse en el Concurso de Acreedores de Aerolíneas Argentinas, con el fin de beneficiar a Air Comet, una empresa de su grupo, excluyendo del trámite judicial la denuncia y el pedido de investigación concursal iniciadas por acreedor Yobino, máxime cuando se trata de otra aerolínea y en este caso la de bandera de la Argentina, que cubre el 90% de su mercado aerocomercial. Alguna vez, las instituciones argentinas y, sobre todo el Gobierno del presidente Kirchner, deberán empezar a adelantarse a los hechos, y no correr siempre detrás de ellos.

Por supuesto, que también debería ocuparse de lo aquí expuesto el Gobierno Zapatero, dado que el Grupo Marsans ha sido subsidiado por el Tesoro público español reflotar Aerolíneas Argentinas, por un monto que ya casi llegó a los 700 millones de dólares, cuyo correcto destino hoy está siendo cuestionado ante nuestra justicia, y aún le faltan liberar por parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, a través de la SEPI, otros 85 millones de dólares.