Siguiendo indicaciones de la diplomacia norteamericana que realizó la misma práctica

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega tiene razón. La embajada española puso la mesa y el mantel para que la dividida derecha nicaragüense se uniera. Fracasó. Y fruto de ese fracaso devino la victoria de Ortega y los males de los intereses españoles en el país centroamericano.

Sin embargo, conviene aclarar que la práctica española fue también realizada por la embajada norteamericana. Y no sólo eso: España actuó a las órdenes de Estados Unidos. Para que luego digan de la subordinación de la política exterior española a la norteamericana en la época de Iraq. La razón es sencilla: la retirada de las tropas de Iraq ha sido tan fuerte que España trata de congraciarse con Estados Unidos como sea, incluso ‘subcontratando' su política exterior. Y al final, sale Ortega y descubre el pastel. A medias.