Por su interés, publicamos el siguiente comentario, extraído del ‘blog' de Francisco José Fernández de la Cigoña

No teman mis lectores. Ni el Blog va a hacer política ni se va a pasar a la prensa del corazón. Una familia española, o lo que queda de ella, los Ortiz Rocasolano, está atravesando unos momentos dolorosos. Aunque no me importan nada los Ortiz Rocasolano, mis condolencias. Como se las expreso a cualquiera otra familia de España que haya perdido ayer, de muerte natural o de otro tipo, alguno de sus miembros. Lamento cualquier fallecimiento, muy malnacido sería si alguno me alegrara. Pero desde una absoluta distancia. No son mis amigos, no les trato, me es igual un Ortiz Rocasolano que un Gómez Pérez o u García Sánchez.

Si traigo hoy este tema es porque me interesa la familia, creo que una familia es algo muy importante, y esa institución fundamental en una sociedad bien estructurada me parece que está siendo sometida a un proceso de acoso y derribo que no augura nada bueno.

El fallecimiento de una joven, hecho siempre triste, nos ha puesto en este caso ante los ojos a dos familias españolas. O a una familia y a los restos de un naufragio de otra.

En primer lugar a la familia real. Aunque no sepa bien que pinta en esto tal familia. Entiendo perfectamente el dolor de la Princesa de Asturias por la muerte de su hermana. Absolutamente comprensible. Y que el Príncipe de Asturias, su marido, el Rey y la Reina, sus suegros, las infantas, sus cuñadas, los cónyuges de éstas, y demás parientes le demuestren su cariño en estos momentos tristes para ella. Pero en privado. El fallecimiento de la señora o señorita Ortiz Rocasolano no tiene nada que ver con la Real Familia. Sólo con un miembro que ha llegado, por matrimonio, a esa familia.

Y me parece que la Familia Real se ha involucrado demasiado con este luctuoso hecho muy ajeno a la misma. A mí no me preocupa demasiado la Real Familia. No soy republicano pero tampoco tengo especiales fervores monárquicos. Casi diría que me son indiferentes. Les guardo el respeto institucional que se merecen, como se lo guardaría a un presidente de la República española caso que existiera. El institucional. Ya el personal depende del que se merezcan.

Por eso me parece excesiva y peligrosa la ampliación de la Real Familia a aledaños tan ajenos a la misma. Ojalá Dios conserve muchos años la vida de la madre del duque de Lugo, de sus hermanos, sobrinos y demás parentela, la de los padres, hermanos y demás parientes del duque de Palma de Mallorca, de los hijos y nietos de Doña Pilar, del marido y descendencia de Doña Margarita, e incluso de todos los familiares de Don Leandro Alfonso, hoy de Borbón y ayer creo que Ruíz Moragas, que no recuerdo bien como se llamaba ni me importa nada, tanto de su primer matrimonio como del segundo, y de su primera y segunda esposa, caso de que vivan ambas, que tampoco lo sé ni me importa.

Hoy los Reyes pintan muy poco. Y apenas se les puede exigir otra cosa que ejemplaridad. Porque, si ni siquiera son ejemplo para sus súbditos pues estos se terminarán preguntando el por qué están pagando un rey. Y si la Familia Real se amplía tanto que hasta quienes no tienen nada que ver con ella parecen miembros de la misma pues va a quedar muy tocada por conductas que, benévolamente, juzgaremos sólo de particulares.

La Princesa de Asturias llegó al matrimonio con un pasado peculiar. El pueblo español parece que lo ha aceptado. Y creo sinceramente que hasta el momento está desempeñando dignamente su papel. Pero no trajo sólo su propia historia sino que, además, tiene una familia. Bastante desestructurada.

La familia de la Princesa de Asturias está pasando unos días dramáticos. Y ella, por supuesto. Respeto y comprendo el dolor de todos. Pero que no se está viviendo como en una familia normal. La muerte de un hijo debe ser tremenda para unos padres. Me imagino que cuando se produce un hecho tan trágico, y en este caso parece que especialmente trágico, el padre y la madre abrazados compartirán el inmenso dolor y ambos afrontarán desde el amor esos horrorosos días.

No me cabe duda del dolor del señor Ortiz y de la señora Rocasolano. Pero son dolores solos. Amores individuales hacia la hija desaparecida. Sin apoyo del padre a la madre y de ésta a aquel. Papelón el de la segunda mujer del padre. Que por una parte querrá consolar al marido que ama y, por otro, no pega nada en el duelo. La madre tragándose ella sola su dolor. O con un nuevo marido o compañero caso de que lo tenga, que tampoco lo sé ni me importa pero que, caso de existir, sentirá escasísima tristeza por la fallecida a la que acababa de conocer.

También extraña la posición del padre de la hija de la muerta y la del actual novio, compañero o lo que sea. Y la de la pobre niña que acaba de perder a su madre, que seguramente todavía no había asimilado la sustitución del padre por otro sujeto y que ahora pasará a convivir con una señora que no es su madre sino la esposa, la compañera o lo que sea de quien sí es su padre. Que no sé si la tiene, cosa que tampoco me importa nada, pero que es presumible que si no existe ahora, existirá.

Leo en algún sitio que, para hacer todavía más interesante el cuadro, y si no fuera así no he dicho nada, el matrimonio entre la fallecida y el padre de la niña no existía.

Pues, la Princesa de Asturias tendrá que estar ahí. Y su marido. Pero no como en un caso normal. ¿Abrazada a sus padres, llorando con sus padres? No. Primero estará con uno y luego con otro. Por separado. Y hasta con los abuelos. Los tan poco glamourosos taxistas y la abuela asturiana probablemente lloren separados la muerte de la nieta.

Supongo que los reyes no aperecerán por ahí. Lo que no entiendo es que hayan aparecido recomendando prudencia. ¿Qué pito tocan en ese duelo? Es normal que consuelen a la nuera en la intimidad de La Zarzuela. Pero en este país todo es posible. Además, el abrazo entre un rey y un taxista es de lo más democrático. Y ambos son abuelos de la que dicen va a ser reina de España. Lo que en un rey es más normal pero en un taxista resulta bastante extraño.

Los bisabuelos no lo verán, el rey tampoco por la propia esencia monárquica, yo seguro que no, por edad. Y no faltan quienes aseguran que no lo va a ver nadie. Cosa que tampoco sé ni me importa nada.

Para terminar de rematar el cuadro hay quienes incluso dicen que la chica fallecida, por depresión o por lo que fuere, se quitó la vida. Pues, qué quieren que les diga.

Sigo pensando que la sociedad necesita que la gran mayoría de las familias sean una familia ejemplar. Que cuando no lo son se multiplican los problemas. Y hasta los suicidios. Y que el primer ejemplo de familia debería serlo la Familia Real. Incluso hasta por su propio interés. Cosa que tampoco me importa mucho.