Algo no marcha cuando la economía va bien, pero el consumidor no lo percibe. A lo mejor es que la macroeconomía no es exactamente lo mismo que la microeconomía. O quizás que según la teoría de los pollos, el hecho de que Ud. se coma dos pollos y yo ninguno, no hace que nos hayamos comido un pollo cada uno. Esto es lo que parece desprenderse de la caída del índice de Confianza del Consumidor, que pasó del 86,3% de noviembre al 82,3% de diciembre. Probablemente la subida de tipos de interés (con repercusión directa sobre la letra de la hipoteca), la perspectiva de mayores subidas y la subida del precio del petróleo hayan influido en esta caída de la percepción ciudadana sobre la marcha de la economía.