Considero que la solución podría pasar por una legalización del consumo de las drogas a nivel internacional, aseveró en México Felipe González, ex presidente del Gobierno español. (Fuente EP).

La droga llega directamente al cerebro. Un estudio de la Oficina Nacional de Control de la Drogadicción de Washington, refrenda que los alcaloides pueden producir daños como zozobra, melancolía, brotes psicóticos o tendencias al suicidio. Que la droga es una de las plagas de la sociedad de nuestros días, es algo que nadie puede poner en duda, tampoco el Sr. González. La elevación de los índices de consumo de drogas ha crecido de una forma alarmante y las autoridades se encuentran desbordadas con este grave problema. La drogadicción ha tomado carta de naturaleza en una parte de la población juvenil de todo el mundo. Se están poniendo los medios para terminar con esta lacra social que sólo lleva a la muerte. La droga se trajina en un entorno marginal de indigencia y malaventura. Son las chozas en las que residen otros tantos clanes que vegetan en situaciones quebradizas. Hace un tiempo los que constituían estos núcleos eran hispanos de etnia calé, a esa población se ha ido uniendo, con el arribo del éxodo, lusitanos, rumanos, de la misma estirpe. En estos suburbios de chabolas pocos alcanzan las cuatro décadas de existencia. Se conservan más de 2.000 chamizos clandestinos y unos 40.000 mortales de distintas patrias. Lo endeble y frágil de las edificaciones, la escasez de manga de agua potable, de luminaria y de las exiguas condiciones sanitarias, más la depauperación, son el entorno rutinario. Asombra mirar a los críos contentos, andrajosos o desnudos, indiferentes a su cruel realidad, retozando entre la bazofia y los acopios de basura. El espectáculo es tan dantesco que estremece el corazón Las drogas provocan la falta de memoria, problemas de concentración en el trabajo, depresión, paranoia, ataques de ansiedad y pánico; falta de concentración, problemas de sueño e infarto. Se está luchando por la vida, lo más importante que se puede hacer en el mundo. Una vida tiene un valor trascendental y nada, ni nadie, puede atentar contra ella. Y la droga es la muerte, la inmolación de muchos jóvenes ingenuos que piensan en un traslado al paraíso y acaban en un prolongado e insoportable infierno. El vacío de Dios, ¿no lleva a la desesperanza? La desesperanza conduce a la deshumanización. El hombre sin Dios se deshumaniza y se hace enemigo hasta de sí mismo.
Clemente Ferrer
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