Esta es la historia de dos noticias de la semana que auguran la permanencia de la crisis económica. O mejor, auguran la crisis económica permanente.

Primero: el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien ha jugado a relanzar la "exuberancia irracional de los mercados", en plata, le ha dado a la máquina de hacer dinero para aumentar el océano de liquidez en el que vivimos. Es morfina para el paciente: alivia el dolor pero acorta la vida, la vida económica.

Segunda historia de la semana: los japoneses tras el desastre del Fukushima, cerrarán todas sus plantas de fisión nuclear. No murió nadie, pero el miedo a lo desconocido es incontenible y si el poder económico es miedoso, el poder político lo es mucho más.

Miren ustedes: si desde Hispanidad apoyamos la energía nuclear es porque es la energía de los pobres, la más barata y la más eficiente.

Pero el problema es aún mayor. Sin fisión nuclear no llegaremos a la solución definitiva del problema energético de la humanidad, que es la fusión nuclear controlada. Donde no hay demanda, ni oferta, no hay investigación para conseguir progresar dado que no habrá dinero.