Haití es pobre, abandonado por Occidente. Lo primero, por tanto, es ayudarle, y cuanto más y más deprisa, mejor.

La Iglesia y Estados Unidos han sido los primeros en movilizarse y también Europa se está moviendo. Caritas y Manos Unidas (lea aquí el último comunicado) o Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) trabajan al pie del terreno, especialmente con los sacerdotes y misioneros presentes en el país. Si usted quier ayudar AIN es el mejor vehículo y uno de los más rápidos y eficaces. Estados Unidos ha movilizado a su Ejército, lo cual no es ninguna tontería porque la capacidad sanitaria y logística de la flota norteamericana, por ejemplo, es ingente. Todo esto, representa, sin duda, la prioridad.

Haití es, además, el país de la brujería y el vudú. No por pobre, sino por una tradición demoníaca ancestral. Si puede hablarse de una religión oficial en la parte occidental de la isla es el culto a Jamaja, el demonio.

Lo que sindica que Haití necesita una doble ayuda: la material, contra el terremoto, y la otra.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com