La disidencia cubana comienza a descontar el fracaso de las gestiones en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU con sede en Ginebra. El cambio de rumbo de la política exterior española y el hecho de que el texto de la condena haya sido formulado por la delegación norteamericana, ha desatado los "noes" y las abstenciones de un informe que se encuentra estos días en cocina.

La estrategia de la disidencia ahora consiste en impulsar el concepto de "responsabilidad social corporativa" en Cuba. Un mensaje que seguramente será bien consumido por las empresas europeas -principalmente españolas- presentes en la isla. Adherirse a tal concepto, significa respetar los derechos humanos y obviamente también los laborales. Cuba incumple sistemáticamente ambos, a pesar de formar parte de la Organización Internacional del Trabajo, cuyos acuerdos vulnera de forma flagrante.

Hoy martes 5 y mañana miércoles 6 se desarrolla en el hotel Intercontinental un encuentro sobre RSC en Cuba con representantes empresariales y sindicales de varios países. Está prevista la presencia de Raul Rivero, ahogado, por cierto, por los representantes de los servicios exteriores españoles, que buscan en la figura del poeta cubano el símbolo del éxito de la política de distensión y diálogo emprendida por el gobierno Zapatero.