Los grandes estadistas adoran el tópico. Así, para Obama, y para su sumiso monaguillo, Zapatero, la guerra de Iraq es mala mientras la de Afganistán es buena. Mi opinión es que ambas son malas, malísimas. Y me temo que la democracia afgana está muy lejos de ser posible, a pesar de las elecciones.

No por los señores de la guerra, no por la ruta de la droga, no por el burka, sino porque sospecho que el fruto de la democracia parte del cristianismo. En otras palabras, que sin la concepción cristiana del hombre no puede haber respeto por los derechos del individuo, y esos derechos de la persona sí son la esencia de democracia no a la existencia de elecciones libres.

El cristianismo sabe que el hombre es hijo de Dios. Su dignidad, por tanto, procede de su Creador, Padre y Redentor. Para el resto de credos e ideologías, el hombre puede ser desde el resultado de una operación matemática a un azar o una cuestión insoluble, pero nunca hijo de Dios. Ésta es la diferencia. En cualquier caso, un medio para la estabilidad política. Para el Cristianismo es un fin en sí mismo. Esta es la clave.

¿Significa todo esto que si Occidente se descristianiza la democracia occidental peligra? Sí, significa exactamente eso. Y como Occidente se está descristianizando corremos el peligro de caer en una democracia simulada, formalista, nominal. En ello estamos. De hecho, cada día más, la democracia europea, por ejemplo, se está convirtiendo en plutocracia, en una alianza de los grandes contra lo pequeño, de políticos, banqueros y editores contra el pueblo. Sí, eso es lo que quiero decir. Todavía hay tiempo para reaccionar en defensa de la libertad individual y de todo lo pequeño contra todo lo grande, pero no sobra un minuto.

Por lo demás, en Afganistán la visión zapaterista de la política se deja ver en la labor de nuestros soldados. Una fuerza de interposición no es un aparato pacifista, aunque persiga la paz el pacifismo sólo provoca violencia-. Un ejército no es una ONG, sino una fuerza que obliga a los bandos en liza naturaleza a respetarse unos a otros por las buenas y por las malas, si fuera necesario. Olvidar esto es convertirse  en un objetivo de los talibanes, que saben, además, que los españoles no responderán a las agresiones.

En esas circunstancias, la bobalicona actitud de Ejecutivo Zapatero puede resultar incluso homicida.

Eulogio López

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