Al final lo urgente ha primado sobre lo importante: bancos centrales de todo el mundo, en una acción coordinada, inyectaban dinero el miércoles en todo el mundo, es decir, les daban dinero a los bancos de todo Occidente para que tengan liquidez y presten a públicos y privados.

Para entendernos: le daban a la máquina de hacer billetes.

¿Y eso es bueno? No, no es bueno. Significa inflar más la burbuja de liquidez ¿Pero no decía usted que faltaba liquidez?

Falta liquidez para el empresario porque de hecho vivimos en un océano de liquidez, sobre que los gobiernos la acaparan toda: necesitan que don Mercado Financiero les compre sus títulos.

La burbuja crea inflación y la inflación es el peor enemigo del ahorrador. Pero como lo urgente sigue primando sobre lo importante, por ahora lo urgente es que circule el dinero para que la economía crezca, aunque sea mediante el método perverso del manguerazo... que es lo que nos ha llevado a esta crisis.

Veamos este mecanismo en el mercado europeo, comparando las propuestas alemana y francesa, o el enfrentamiento entre Angela Merkel y Nicolás Sarkozy, si prefieren ponerle caras al problema. El asunto es que la deuda pública ahoga a países como Grecia, Portugal Irlanda, Italia o España. Ante este ataque -sí, especulativo- Merkel propone apretarnos el cinturón hasta quedarnos sin grasa y así tener menos necesidad de emitir deuda.

Es lo justo porque nadie -ni particulares ni países- debe gastar más de lo que tiene y endeudarse luego para cubrir la diferencia. Ahora bien, eso tiene un problema: la economía no crece, el consumo se reduce y el paro y la miseria aumentan.

Frente a esto viene el señor Sarkozy y propone el sistema norteamericano: manguerazo a todo pasto: que el BCE le da a la máquina de hacer billetes -insisto, la tal máquina es sólo una imagen pero es una imagen correcta-: dinero para todos y que fluya el crédito.

Al final, Merkel ha cedido -le han obligado a ceder- al menos el miércoles 30 de noviembre- y ha tenido que tragar con el hecho de que todos los bancos de Occidente (Reserva Federal, BCE, Banco de Inglaterra, Banco de Japón, Banco de Suiza, Banco de Canadá) le den a la maquinita y suelten el manguerazo global. Y es que ya no se enfrentaba sólo a Sarkozy, mucho más débil que ella, sino a todo Occidente.

Insisto: ¿Todo esto es bueno? No, es malo, seguimos con los métodos de la economía financista, aquella que sólo se preocupa del ahorrador-inversor, no de la familia, ni de la empresa. Sólo que resultaba ineludible.

La economía real, que mira al bien común solo debe tratar de depender cada día menos de los puñeteros mercados financieros. Es más, la política monetaria, y la actual crisis lo demuestra, debe volver al patrón oro o a cualquier otro patrón cualquiera.

Ni el esquema Merkel ni el esquema de Sarkozy son buenos: no hacen otra cosa que crear dinero pero el dinero es un medio, no un fin. Debe crearse tan sólo el dinero estrictamente necesario para realizar las transacciones económicas necesarias.

El trueque es el sistema ideal, simplemente, es muy complejo en una economía desarrollada -no necesariamente desarrollada para bien-. Pero sí fuera posible sería el sistema monetario más deseable; esto es, la ausencia de moneda.

En el entretanto, que la cantidad de dinero sea la estrictamente reclamada por la economía real, sin que tome vida propia. Hay demasiado dinero en el mundo, demasiados rentistas y pocos productores, sean empresarios, asalariados o autónomos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com