Recuerden siempre que es pecado desear la muerte de alguien, pero no que se vaya al Cielo. No me pregunten por qué pero siempre que oigo unas declaraciones de Manuel Fraga Iribarne, me viene a la mente el malicioso dicharacho.

Don Manuel acaba de condenar la ley del aborto de Bibiana Aído pero aseguró que no se debía derogar la despenalización del aborto. De igual forma, el Zapaterismo ha hecho muy mal en promulgar el homomonio, pero no tiene la menor intención de modificarla. Es decir, que las leyes son eternas. Mismamente, como su ley de prensa de 1966, cuyo espíritu aún sigue en vigor aunque haya sido superada.

Dicho de otra forma, la ley Aído y la reforma del Código Civil no son leyes malas por inmorales sino por haber sido promulgadas por el Ejecutivo socialista.

Esta es la derecha que tenemos, heredera, por cierto, de un ministro del Innombrable en tiempos de la Ominosa.

Lo malo es que es cierto. Ni Aznar modificó la ley de aborto de Felipe González durante sus ocho años de mandato ni Mariano Rajoy modificará el homomonio si alguna vez llega al poder. Es la derecha que tenemos, derecha pagana prisionera de lo políticamente correcto.  

Eulogio López

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