Sr. Director:
Me ha parecido deplorable la columna de Antonio Lucas del pasado martes 21 de enero en El Mundo, en la que le dedica todo tipo de lindezas al señor cardenal Don Fernando Sebastián Aguilar, por haber afirmado que la homosexualidad es una "deficiencia que se puede normalizar con tratamiento".

Es inadmisible el grado de demagogia que alcanza el columnista al achacar al señor cardenal un "ramalazo inquisitorial" por opinar así, y decirle que "...estar contra los homosexuales es como estar en contra de los negros", acusándole de homofobia con un símil manipulador cargado de vileza. El señor cardenal no "atiza homosexuales", ni está en su contra, ni de sus palabras se deduce que pretenda depurarlos, ni tampoco va "llamando enfermedad a la diferencia". Se limita a decir que la "homosexualidad es una deficiente sexualidad y que se puede tratar".

Quiero decirle al Sr. Lucas que la única razón por la que la Naturaleza ha dotado al ser humano de sexo es la procreación y la supervivencia de la especie. Sin esa finalidad probablemente no tendríamos sexo. Ese es el fin principal aunque, por el hecho de ser placentero, el sexo sirva también para otros fines, no siempre razonables. Así, por ejemplo, uno es tan libre de masturbarse cien veces diarias como otro de recomendarle que se lo haga mirar, porque tiene un problema, sin que tal recomendación suponga discriminación ni fobia ni ataque a la libertad individual de ningún tipo.

La propia morfología del cuerpo humano, cuyo diseño no hemos elegido nosotros, nos dice que el pene del hombre está pensado de origen para la vagina de la mujer, y no para frotarle el recto a otro hombre con él. Nadie discute su derecho a darle este otro uso, como nadie discute su derecho a tener sexo siempre con condón, como el propio Antonio Lucas dice que hace. Pero en ambos casos se trataría de una sexualidad deficiente alejada de su fin natural. Ambas son estériles y, por tanto, deficientes de cara a su naturaleza.

Por otra parte, el Sr. Lucas afirma que tanto ser negro como ser homosexual viene definido por la naturaleza. ¡Es falso! Ser negro viene predeterminado por la especie. Ser homosexual no. Se lleva décadas buscando la causa genética de la homosexualidad y hasta la fecha no se ha encontrado. La orientación sexual tiene más que ver con el comportamiento humano, con la manera en la que maduramos y con el uso que le damos a nuestra libertad.

Es precisamente el Sr. Lucas el que muestra un "ramalazo inquisitorial" al negar el derecho del señor cardenal, o de cualquier otro, a entender la homosexualidad como una desviación en la maduración sexual del individuo que termina utilizando su sexo de manera contraria a sus fines naturales, y deficiente en cuanto estéril.

El verdadero problema es que se nos quiere imponer la idea de que homosexualidad y heterosexualidad son equivalentes en dignidad. Que es tan válida la una como la otra. Y no lo son. La heterosexualidad es natural. La homosexualidad no. La primera es fecunda y es la causante del hecho social de mayor relevancia de la Historia: la creación de seres humanos. La otra es estéril e intrascendente. Y es patológica. Y es tratable. Y esto no es homofobia, ni discriminación, ni estar en contra de los homosexuales.

Por otra parte, no me extraña que si el Sr. Lucas utiliza el sexo exclusivamente para divertirse, siempre con condón, le resulte normal que otros lo hagan con los mismos fines. No crea que hay gran diferencia entre una cosa y otra.

Pero el Sr. Lucas no sabe lo que se pierde con su sexualidad deficiente y estéril a base de condón. Se lo dice un padre de siete hijos que conoce una felicidad inmensa, que le estará vetada al Sr. Lucas mientras no cambie de vida sexual. Siete hijos que servirán, entre otras cosas, para pagarle la pensión de jubilación al Sr. Lucas, a sus amigos homosexuales y a sus amigas heterosexuales.

Por último, decirle al Sr. Lucas que esto no tiene nada que ver con creer en Dios o dejar de creer. Y me parece fenomenal que el señor Antonio Lucas use condón siempre que quiera. Pero dígale de mi parte, por favor, que se lo quite del cerebro y se lo ponga en otro sitio, no vaya a dejar a alguna embaraza.

Ramón Suárez