Por increíble que parezca, la Declaración de Barcelona se presentó al programa de ayudas y subvenciones del ministerio de Defensa para la "promoción, difusión y fomento de la Cultura de Defensa y de la Imagen de las Fuerzas Armadas". Recordemos que la Declaración de Barcelona fue aquella reunión de nacionalistas gallegos, vascos y catalanes en contra de España.

Es de suponer que se entendían entre ellos en la lengua vehicular de todos los españoles: el español. La lengua que servía para unir, servía también para rechazar el elemento aglutinador. Así de enfermizo es el nacionalismo. Pero aunque enfermo, el nacionalismo se aferra a los euros. Especialmente si es catalán. Uno puede rechazar España, pero no el presupuesto del Estado español. Y ahí está la Declaración de Barcelona tratando de enchufarse al presupuesto nada menos que del ministerio de Defensa. Pretendían financiar los actos de celebración del X aniversario de la Declaración a través de la Asociación para el Futuro Internacional, presidida por Miriam Poves García, colaboradora de Estrategia Global

Afortunadamente han quedado fuera del presupuesto, porque habría tenido su gracia -que diría Rajoy- que quien pretende acabar con España fuese financiada por quien se encarga de velar por la unidad e integridad del territorio. Los 659.497,61 euros han sido destinados a proyectos de promoción de las Fuerzas Armadas, principalmente seminarios organizados por universidades sobre seguridad internacional, lucha antiterrorista, etc. Curioso, los 30.000 euros recibidos por el Ilustre Colegio de Licenciados de Aragón que destinarán a localizar los restos de soldados españoles en Cuba.