Sr. Director:

La directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, ha decidido retirar la estatua de Menéndez Pelayo de la Biblioteca Nacional. Es para ella un estorbo rendir homenaje perpetuo al hombre que dedicó su vida al estudio de la Filología española, a estudiar cómo evolucionó nuestro idioma a lo largo de los siglos. ¿Habría obrado igual si la estatua hubiese sido del filólogo catalán Pompeu Fabra? ¿Acaso quiere dejar un espacio para instalar su efigie, cuando la reconozcan como la primera persona que decidió comenzar a hacer desaparecer las muestras de reconocimiento a aquellas personas que hicieron alguna cosa importante para la cultura en nuestro país?

Si como dice, es un estorbo contemporáneo, también lo serán los numerosos museos existentes en nuestro país, los monumentos, los edificios modernistas, las catedrales, las iglesias... Todo ello, si seguimos sus pautas, son antiguallas, como también lo pueden ser los libros existentes en la entidad que ella dirige.

Creo que nuestro presidente de gobierno no ha sido capaz de elegir a la mayoría de sus colaboradores, este es un ejemplo que nadie puede negar.

Luisa Martín Belmonte

luisamar@telefonica.net