Me encanta Josu Erkoreka. Es el vivo ejemplo de nacionalista vasco que, pase lo que pase, dice siempre lo que el Partido espera de él: el Partido Nacionalista Vasco (PNV), se entiende. Erkoreka es un hombre de consignas, pero un hombre inteligente, que las asume obediente y mejora diligente. Verbigracia, según él, el mensaje navideño del Rey de España no ha mencionado la "cuestión territorial".

Hombre sí, Josu, claro que ha tratado la ‘cuestión territorial', sólo que no lo ha hecho con ese nombre ni en la dirección que supongo usted esperaba. Más bien justo en la contraria. De hecho, lo que ha dicho es que el PSOE y el PP deben unirse contra los nacionalistas para que el Estado, o sea, España, no se vaya freír espárragos.

Personalmente sospecho que la unidad de España no están en peligro, sencillamente porque ni tan siquiera el aprendiz de brujo de ZP, el frívolo Rajoy o la necedad nacionalista puede terminar con ella, pero, de camino, lo que sí está en peligro de la unidad de los españoles, esa mínima unidad que implica mirar en la misma dirección y que, según el amigo Ortega y Gasset -un tipo sabio y con cierta mala uva- es materia prima indispensable para construir la convivencia.

Para ser exactos, lo que ha criticado el monarca, en el discurso más suyo de todo el año, en el que menos mete mano el Gobierno, es una dura crítica al social-nacionalismo de ZP. Cada vez más distanciado de La Moncloa, su Majestad le ha recordado al primer ministro de la estrategia de aislar al PP puede ser todo lo legítima que se quiera siempre que no desate todos los demonios dormidos. Un detalle: un día después del mensaje real, en plena Navidad -los catalanes celebran más la Natividad que la Nochebuena- la Generalitat catalana filtra el día en que se inaugurará la Agencia Tributaria catalana, otra entelequia pues, por el momento, no tiene sustrato legal. Pero es lo mismo: nacionalismo es romanticismo, no son hechos, son gestos, son sentimientos, no argumentos.

El problema, digo, es que no tengo claro si, a esta altura el partido, ZP puede dar marcha atrás en su social-nacionalismo. Lo veo difícil, con un Gobierno Tripartito catalán donde se funden socialistas, comunistas e independentistas... por la sencilla razón de que un señor llamado José Montilla no aceptaba a Artur Mas como presidente de la Generalitat.

Dicho de otra forma: este es un partido donde cada cual juega su papel, y no puede cambiar de rol. Así, ¿puede marchar atrás ZP? Felipe González sí, pero con nuestro aprendiz de brujo no lo tengo tan claro.

Eulogio López

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