El periodismo electrónico es lenguaje escrito con característica del lenguaje escrito, mucho más profundo y sistemático que el lenguaje oral.

Ahora bien, por su fugacidad -todo lo que está en la nube se disipa en minutos, por muy exclusivo que sea- se parece a la palabra. Fugacidad en su esencia, que no es sus consecuencias porque cuando la palabra de un emisor se clava en el interior de un receptor se hace carne y se perpetúa en la conciencia de ese receptor y, a través de él, por qué no, en toda la humanidad y en toda la historia.

Ahora bien, dicho esto, el periodismo escrito histórico, es decir, el periodismo papel, se muere. Durante un reciente viaje de periodista, muchos de los trabajadores en papel, observé que ninguno compraba el propio producto que hacían. Lo leían en Internet. Pero si ellos mismos no valoran lo que hacen, ¿cómo esperan que lo valoren los profanos 

Las cuentas de UNEDISA publicadas por el diario El Economista resultan aun más aterradoras que las de Vocento. Lo de PRISA es un problema de tráfico de influencias: al final, los bancos se tragan la deuda del grupo progresista de Cebrián. En resumen, toda la prensa vegetal española está quebrada y sobrevive en una especie de chantaje a la banca, a las grandes empresas y al Gobierno.

Y esto es tremendo porque no hay prensa libre sin una mínima independencia financiera. Como periodista veterano sigo comprando la prensa y sigo leyendo en papel. Mi geografía mental me impele a ello. Ahora bien, soy muy consciente de que el futuro de la comunicación se apoya en medios pequeños, tanto vegetales como digitales. Que son los únicos que pueden subsistir. Y ojo, porque lo pequeño es garantía de veracidad, aunque los señores de la prensa se empeñen en lo contrario.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com