En toda Europa se buscan organismos reguladores independientes de los gobiernos, pero no parece que se haya avanzado mucho. La presidenta de la Comisión Nacional de la Energía, Mayte Costa, se enfrenta a la prensa en defensa numantina de la independencia de la CNE, en quien nadie cree. Mientras tanto, La Caixa insiste en convertir la OPA hostil en acuerdo amistoso, pero Pizarro se niega a negociar. La comisión gira hacia la energía nuclear y el carbón, los dos grandes perdedores de la era Kioto

Si los poderosos no hablan, no tienen derecho a quejarse de que se les malinterprete. Este es el problema de la presidenta de la Comisión Nacional de la Energía, Mayte Costa: no habla, pero se queja de la prensa y ve malas intenciones en todo plumífero especialmente plumífera- que se le acerca. Durante la mañana del miércoles 10 intervino en el Foro organizado por el diario económico Cinco Días, aprovechó para enfrentarse con la corresponsal del diario económico alemana Handelsblatt, empeñada en que E.ON se coma a Endesa, a ser posible mañana mismo. Costa insinuó, con una cierta pedantería, el peor insulto para una mujer: la periodista no estaba preparada, no conocía el sistema institucional español. Costa advirtió a la rebelde que pobre del Gobierno que trate de influir en un organismo regulador Los consejeros (de la CNE) deciden en conciencia. Casualmente, todos deciden, como en todos los organismos reguladores, en la misma dirección que aquellas otras conciencias elegidas por el mismo partido, sea el PSOE o el PP, pero eso, naturalmente, es una pura coincidencia.

Es lo mismo que ocurre en Alemania, donde la principal red de distribución de energía es E.ON Netz, es decir una filial 100 por 100 de la mayor eléctrica germana. Sin embargo, sus decisiones son perfectamente neutrales para todo tipo de distribuidores y comercializadores de electricidad: Do you understand? Es más, aseguran sus máximos responsables, podría ser muy grave que los directivos de E.On Netz, a quien pagan los directivos de la Corporación E.ON, pasaran información sensible o anticipada a sus jefes corporativos: las autoridades federales podrían castigarle con mucha severidad. Es cierto que esto no ha ocurrido por el momento, pero en ello estamos.

Pero el gran día de Mayte Costa no podía terminar tan rápidamente. A renglón seguido, la presidenta de la Comisión tuvo otra agarrada, aunque con una sonrisa de comisura a comisura, con la representante de una emisora nacional, y siempre en la misma línea subyacente: es usted tonta, querida amiga. Para entender lo que hacemos en la Comisión Nacional de la Energía, hay que tener muchos conocimientos, porque sus informes son de una gran capacidad técnica, lo que sin duda supone una barrera de entrada para ti, pequeña mentecata (esto no lo dijo, sólo lo pensó). Es evidente que doña Maria Teresa necesita un asesor de imagen.

Y el asunto continuó: según Costa, la CNE debe velar por la garantía del suministro. Con ello, daba a entender quisiera o no hacerlo- que otorgarle Endesa a E.ON supondría poner en peligro el suministro de gas a España. Considerando que en su discurso previo se había referido a los problemas causados por Rusia durante la primera semana de enero, al paralizar el suministro de gas a Ucrania, con la consiguiente repercusión sobre el resto de Europa, las conclusiones surgen por sí mismas

Pero lo más grave es que tampoco hay criterio. Otro periodista le pregunta sobre si ceder las centrales nucleares a una empresa extranjera supone un riesgo para el suministro. Y es que el rumor, del que ya hemos dado cuenta reiteradamente en Hispanidad, afirma que este será uno de los argumentos que utilizará la CNE para aplicar con criterios de independencia y profesionalidad, naturalmente- lo que diga el Gobierno Zapatero, que probablemente será esto : Sí a la OPA de E.ON pero con condiciones. Por ejemplo, con la venta exigida de las centrales nucleares de Endesa. No es casualidad que E.ON se dedique ahora a recordar que no sólo es la primera gasera del continente, sino que la mitad de su producción es nuclear.

Pero Costa tampoco respondió. Por cierto, lo más sorprendente es su defensa del carbón y la energía nuclear, precisamente los cocos malos de la era Kyoto, las dos grandes estructuras contaminantes (por residuos la una por el efecto invernadero el otro). Pues bien, ahora Costa nos informan de que, aunque no es ella quién para decirlo, si el petróleo sigue merodeando por los 70 dólares habrá que volver a la energía nuclear y el carbón: ¡Toma cambio! En toda Europa ocurre lo mismo, pero los políticos no quieren reconocer su error, así que utilizan a los organismos reguladores para desbrozar el camino.

Lo único que Costa reconoce es que asegurar el suministro será el eje principal de la decisión de la CNE sobre la OPA de E.ON, ahora bien, eso no es decir nada. Sólo es hacer de la necesidad virtud para poder justificar cualquier otra decisión anterior. Es decir, una actitud tan falsa como la del Gobierno alemán, cuando habla de mercado único, y lo único que está diciendo es esto : mercado único liderado por la francesa EDF y por la alemana E.ON.

Es más: la cuestión de las dos opas sobre Endesa podría resumirse así en el momento presente: si La Caixa consigue un acuerdo de fusión amistosa con Endesa cosa muy difícil- la CNE responderá no a la OPA de E.ON, veto absoluto y hemos terminado. Si, por el contrario, dicho acuerdo no se consigue, iremos al troceo de Endesa, y Gas Natural se volvería hacia Iberdrola como segunda opción, y hacia Fenosa como tercera.

En toda Europa, el prestigio de los organismos reguladores deja mucho que desear. Su rígida politización hace que el adjetivo independiente suene hasta raro. Y así, mientras la canciller Angela Merkel habla de mercado único de la energía, la CNMV hace el ridículo en España en defensa de Gas Natural, mientras la Comisión hace el ridículo en Bruselas, a la que somete a una presión insostenible, en defensa de E.ON. Los organismos reguladores han fracasado a nivel nacional, así que nadie se plantea la gran asignatura pendiente: organismos reguladores paneuropeos. Por ahora, la única instancia más o menos independiente en materia reguladora son tribunales comunitarios. Pero eso, claro esta, es otra cosa.