Según el índice de confianza elaborado por las Cámaras de Comercio

 

Decía Keynes que la inversión dependía de los tipos de interés y de los espíritus animales. Es decir, del olfato de negocio. Si olfateo negocio, invierto, con independencia de los tipos. Al contrario, con tipos bajos puede que no haya inversión ante la ausencia de expectativas de retorno. Es lo que pasa ahora.
Los tipos los marca la autoridad monetaria. Pero, ¿cómo se miden los espíritus animales? Existen varios indicadores que tratan de medir la confianza del empresario. Uno de ellos es el elaborado por las Cámaras de Comercio. En su última oleada se observa una mejora de 5 puntos desde su última medición el pasado mes de octubre. Sin embargo, se mantiene en tasas negativas, un -16,5%. O dicho de otra manera: los empresarios siguen desconfiando en las posibilidades del futuro. Por lo tanto, la inversión sigue deprimida.

La puntilla será la subida de los tipos de interés. Porque el sesgo del BCE es más bien alcista. Así que bajas perspectivas y tipos al alza es la mejor tenaza para amordazar la inversión.