Padres que no ven a sus hijos en toda la semana y no saben cómo compaginar su trabajo con el deber de educar y transmitir valores a los miembros más pequeños de la familia.

Trabajadoras que ocultan el embarazo por miedo a no hallar empleo o no ser promocionadas. O lo que es todavía peor, teniendo en cuenta la caída de natalidad que padece Europa, retrasar la venida de los hijos si quieren hacer carrera en la empresa.

La OCDE ha comprobado que todo esto son frenos para compatibilizar la familia con el trabajo y que ocurre en casi todos los países ricos. En su estudio "Bebés y Jefes: cómo conciliar trabajo y vida familiar", efectuado en 30 países, concluye que Dinamarca, Islandia, Finlandia, Francia, Noruega y Suecia lo hacen bien. Por el contrario, Alemania y Eslovenia obtienen resultados mediocres.

¿Cómo está España? Muy mal. El índice de natalidad (1,34) inferior a la media OCDE, de 1,63 hijos por mujer, refleja la situación tan poco propicia para formar una familia y trabajar al mismo tiempo. Poco importa que ya trabaje el 56,8 por ciento de las mujeres y que el 30 por ciento de los menores de tres años aguarden en las guarderías mientras sus padres trabajan.

La OCDE anima a los gobiernos a promover ambientes laborales pro familia. Pero sobre todo a que exista flexibilidad de horarios y a no penalizar los días en que una trabajadora se queda en casa para cuidar a su hijo enfermo.

Clemente Ferrer Roselló

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