Contemplo admirado la falta de asombro del personal ante la tomadura de pelo del FROB, un fondo de rescate bancario diseñado por el Gobierno y el Banco de España, con un capital que, en principio, podría alcanzar los 90.000 millones de euros (total, como se trata de una promesa puede emplearse cualquier cifra, oiga usted). Como dice Zapatero, todavía no se ha gastado un euro de dinero público en sanear la banca española. En efecto. Todavía.

Y no sé yo si se va a gastar porque, si hemos de hacer caso a la vicepresidenta económica, Elena Salgado, resulta que el dinero del FROB consistirá en créditos al 7%. Es decir, al precio al que se están emitiendo las subordinadas y 600 puntos básicos por encima del coste oficial del dinero. Un negociazo, oiga usted. Si se aplica ese interés a las ayudas solicitadas por los participantes en los procesos de fusión puestos en marcha, resultaría que sólo los intereses no se pagarían ni con los beneficios de tres años.

Además, ¿no presume el Gobierno Zapatero -y no sin razón- que la banca española no ha entrado en crisis? Pues entonces, ¿para qué el FROB? ¿Se pone usted antes la venda que la herida?

La respuesta estriba en otra cosa: lo que pretende el Gobierno y el Banco de España no es sanar, sino controlar: se pretende crear un oligopolio de bancos y cajas, de pocos bancos y cajas, con los que el poder político -Gobierno y Banco de España- puedan entenderse. Los políticos saben que te puedes entender mejor con un oligopolio privado que, encima, da una imagen de pluralismo- que con un monopolio público. Los banqueros, en esto, tienen  mucho que aprender del oligopolio de los multimedia informativos: cinco grupos editoriales controlan la información en España y todos son, o bien progubernamentales o bien no se apartan de la crítica políticamente correcta. ¿Estoy hablando de un sistema bancario afín a la clase política dominante y al Gobierno de la nación? Sí, de eso, justamente, estoy hablando.

Además, y van dos, se pretende convertir a las cajas de ahorros -entidades mutuales- en bancos, es decir, en sociedades anónimas. Las fusiones frías crean un holding bancario en medio y las calientes crean un holding bancario arriba.

Tercer objetivo espurio del FROB: acabar con lo pequeño, con la pequeña empresa, con las entidades pequeñas. Lo importante es conseguir un sector de muy-pocos-muy-grandes. De ahí la obsesión por incidir en los pésimos resultados de las cajas pequeñas, un modelo que, según el discurso dominante al uso, no tiene viabilidad y deben ser absorbidas por cajas más grandes o por bancos. Y si puede ser, de cajas grandes que controlemos nosotros. Ejemplo: La socialista Unicaja, del socialista Braulio Medel, se ha comido, bajo presión del Banco de España y del PSOE, a Cajasur, la única entidad que todavía controlaba la gran creadora de cajas de ahorros y montes de piedad: la Iglesia católica.

De paso, se puede conseguir un cuarto objetivo, de los que son muy devotos tanto el Gobierno central como el Banco de España: quitarle poder a los barones regionales en detrimento de Madrid. Hablo del PSOE (Cataluña y Andalucía, por ejemplo) pero también del PP (intento de fusión entre Caja Madrid, Caixa Galicia y CAM, tres zonas controladas políticamente por el partido de Rajoy).   

¿Cuál es la alternativa a esta tomadura de pelo, a esta coña del FROB? Pues doble:

1. La primera: si hay algún banco o caja que tenga que cerrar que cierre. El modelo CCM ha resultado un fracaso y los inspectores del Banco de España están convencidos de que la liquidación de la entidad manchega hubiera resultado mucho más efectiva.

O sea, que un banco puede y debe quebrar: se mantienen los 100.000 euros asegurados por depositante y a correr. Ni un euro de dinero público para sanear un banco o caja de ahorros o caja rural.

2. Si las cajas se han politizado la solución consiste en despolitizarla, no en convertirla en un banco controlado por el Gobierno central como ahora son cajas controladas por las comunidades autónomas. No todo tiene que ser sociedad anónima.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com