La cosa política anda ahora a la caza del voto emigrante. El PSOE ha tenido la audacia de presentar una proposición de ley para formalizar esa posibilidad. Una proposición que gozará del apoyo de los populares. Al fin y al cabo, Esperanza Aguirre apostó claramente por que los inmigrantes pudieran votar cuando su partido criticaba la regularización masiva de inmigrantes por considerar que se trataba de un instrumento clientelar para ganar su voto futuro. El sector más conservador de los populares criticó entonces a la presidenta de la Comunidad de Madrid por practicar lo que denominaban un suicidio político.

¿Qué es lo que pasa? Pasa que probablemente el voto del inmigrante musulmán sea mayoritariamente socialista. Y esta inmigración se concentra principalmente en Cataluña. En cambio, el voto latino es mayoritariamente popular. Al menos así lo estima Aguirre que observa con agrado como fueron precisamente los latinos los que inclinaron la balanza electoral a favor de Bush.

Claro que no hablamos más que de estimaciones porque el voto inmigrante no se ha practicado nunca en España. Pero sobre estas bases, el PSOE trata de ganarse el voto inmigrante con la operación de imagen de la ciudadanía iberoamericana Una realidad virtual además de innecesaria, porque los latinos tienen derecho a la doble nacionalidad con tan sólo dos años de residencia, salvo contadas excepciones como México. En todo caso, mucho menos tiempo que los 10 años de residencia exigidos a los inmigrantes marroquíes para otorgarles la nacionalidad española.

El problema es que muchos latinos residentes en España no piden la nacionalidad pensando que deben de renunciar a la suya. Y la operación del PSOE consiste en crear un castillo en el aire enviando el mensaje de igualdad: Ud. no se asimila a España sino que Ud y yo somos iguales y gozamos de la misma ciudadanía iberoaméricana. Está por ver que los juegos florales den su resultado. Porque los latinos son inmigrantes, pero no tontos.