Los realizadores de RTVE tenían orden de enfocar lo menos posible a los números de la Guardia Civil (casi siempre los más aplaudidos, junto a la Legión) durante el desfile militar de Madrid, celebrado con motivo de la Fiesta Nacional. Era la venganza de Alfredo Pérez Rubalcaba por la pitada de la que fue objeto en el cuartel de Valdemoro.

Y es que a los políticos les fastidian los abucheos públicos. El presidente del Gobierno, no lleva bien lo de Zapatero dimisión, y solicitó, con gesto adusto respeto. Dicen que Felipe González pensó en abandonar cuando por vez primera, fue abucheado por un alumno de la Universidad Autónoma.

La verdad es que los allí presentes, salvo -creo que porque no se enteraron- los gritos durante el homenaje a los caídos, no estaban faltando el respeto a nadie: expresaban su cabreo con el presidente.

Glorioso, por cierto, lo de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez: No les vi pero seguro que eran grupos organizados. Y si no les vio, ¿cómo lo sabe? Y el del inefable titular de Fomento, Pepiño Blanco: la derecha, la extrema derecha. El propio Felipe González, recordando otros tiempos, aseguraba que eran grupos que querían defender su fiesta nacional. Y SM el Rey y el heredero al Trono acabaron de fastidiarla, al romper la neutralidad política que le es exige.

La verdad es que si se trataba de ultras habrá que concluir que la extrema derecha tiene muchos partidarios y todos ellos estaban en el desfile.

Y la guinda de la tarta la puso el increpado Zapatero, al afirmar que la crisis le había hecho madurar. La verdad es que la crisis económica debería servir par algo más -por ejemplo para salir de ella- que para facilitar el paso de ZP desde la adolescencia a la madurez, pero esto es lo que hay.

Ahora bien, lo peligroso llegó con Carme Chacón. La titular de Defensa asegura que gritar Zapatero dimisión es un insulto a las Fuerzas Armadas. Hombre no, señora ministra: los allí presentes acudían precisamente a rendir homenaje a las fuerzas armadas, sólo que no les gusta su comandante en jefe (al menos en sentido político). Es más, juraría que lo que pretendían los susodichos es que el Gobierno deje de fastidiar al ejército.

Chacón pretende ahora un protocolo consensuado para la Fiesta Nacional. Precioso eufemismo que significa una mordaza. Propongo que en la próxima edición se reparta al público dos esparadrapos para que ellos mismos se lo coloquen en la boca. De esta forma no podrán gritarle a ZP pero sí aplaudirle.

Eulogio López

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