Quintás lo califica de reestructuración inteligente

El presidente de la CECA, Juan Ramón Quintás, ha bendecido el proyecto Salgado de reestructuración del sistema financiero. No del todo, porque está a la espera de la letra pequeña, pero afirma haber mantenido una conversación muy sincera con la vicepresidenta Salgado.

La clave es la siguiente: si el plan es flexible e inteligente y el Banco de España modifica la normativa contable, la cifra de intervenciones puede reducirse a menos de 5. Sino, serían necesarias 20, según el FMI. Y el Banco de España tiene mucha experiencia como supervisor, pero no como gestor. La fórmula sin embargo, tiene trampa. Porque el FMI hablaba de 20 entidades financieras con necesidades de recapitalización de 3.200 millones de euros, mientras que el proyecto Salgado reduciría las intervenciones, pero habría que poner 90.000 millones de euros.

En todo caso, Quintás apoya este sistema que permitiría ayudas temporales para aquellas entidades solventes, pero con dificultades presentes o futuras, que permitiría que el Banco de España tutelara sin el veto de las CCAA. ¿Cómo se deja en suspenso una ley? A través de otra ley, supongo. Quintás, cocinero de las subastas de liquidez y presumiblemente del Frob, da la clave.

Por último, considera que la reestructuración debe ser fusiones, pero no sólo. También cabe centrarse en lo que uno es bueno o incrementar la productividad, argumenta. Su discurso choca con el de Blesa, que aboga por recortar la cifra de players e incluso la muerte de algunos. Ayudar a entidades no viables estaría obstaculizando la apertura a entidades viables en el futuro. Además, a Blesa no le termina de convencer el proyecto, pero tampoco quiere enfrentarse. Probablemente no había más remedio que hacer las cosas así. Eso sí, defiende con Olivas (Bancaja) la necesidad de que las cajas puedan emitir cuotas participativas con límites. ¿Privatizaciones? Eso abriría una reestructuración de tal calibre que yo no quiere llegar tan lejos, dice Blesa.

Por su parte, Olivas propone elevar el límite al 20-25-30% y con un máximo por cada cuotapartípe del 1-2%. Lo que no tiene sentido es que alguien que ha puesto su dinero no le dejemos hablar, dice Blesa. Por último, Olibas propone que los representantes políticos en activo no puedan formar parte del Consejo de Administración de las cajas. Sí personas por representantes políticos, pero no los mismos políticos. No se despolitiza, pero sí se profesionalizan.