Sr. Director: 
En estos días hemos asistido a otro caso de como a través de manipulaciones utilizadas torticeramente se llega a magnificar algún error y/o a destruir personas.

 

Hablamos del obispo Munilla y el uso que han hecho de sus palabras medios y políticos próximos al Gobierno.

En la entrevista se "hablaba en plano teológico puesto que se trataba de una pregunta de ese orden". No obstante en la misma entrevista, el obispo, realizó una llamada de solidaridad con los damnificados del terremoto e incluso anunció que Cáritas Diocesana de Guipúzcoa había enviado 100.000 euros al país caribeño.

"Además propuse a los ciudadanos que en las próximas fiestas patronales de la ciudad mantengan una austeridad solidaria en favor de los que sufren en ese país". En todo caso, las palabras sacadas de contexto han desatado una cascada de furibundas críticas, que incluso entran en el aspecto físico del obispo guipuzcoano. "Hasta su aspecto físico es desagradable..., dice Elena Valenciano.

Yo he recordado esta mañana en Radio María, decía en la entrevista el obispo, ese momento del Evangelio en el que Jesús, cargando con la cruz, camino del Calvario, se encuentra con un grupo de mujeres que lloran por Jesús al verle atormentado y Jesús les dice: No lloréis por mí, llorad por vosotras. Nosotros nos lamentamos mucho por los pobres de Haití, pero igual también deberíamos, además de poner nuestra solidaridad en ayudar a los pobres, nuestros medios económicos, etcétera, también deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida, ¿no?

Quizás es un mal más grande el que nosotros estamos padeciendo, que el que esos inocentes también están sufriendo. Tal vez venga bien a esos vividores, que se rasgan las vestiduras con esta frase, las palabras de Teresa de Calcuta, quien ha estado con jefes de Estado, recibido un Nobel y convivido y sufrido con los más pobres: "La mayor pobreza de los pueblos es no conocer a Cristo".

Pedro J. Piqueras Ibáñez