Vive y reina. El presidente del BBVA, Francisco González, dedica los jueves a la noble práctica del golf. Pero no en Madrid, no, sino en Sotogrande, provincia de Cádiz, como debe ser. Y casi nunca se inscribe con su nombre. FG es un hombre obsesionado con la vida sana: nada de alcohol, mucho deporte, gimnasio al lado de despacho, y cierta obsesión por un café que alguna vez probó y que nunca más consiguió le hicieran tan estupendo.

Su competidor y colega, Emilio Botín, tampoco se mata. Sus gustos son igualmente espartanos: llega pronto a trabajar, pero también abandona el banco a las 18.00 horas, como muy tarde. A sus 72 años hace tanto deporte como FG, aunque prefiere la natación y unas clases de gimnasia con profesor.

En el mundo de las finanzas se está imponiendo el famoso concepto de la calidad de vida que significa, sencillamente, trabajar menos. En las grandes multinacionales, por contra, se mantienen los horarios amplios, especialmente por los saltos trasatlánticos. Así, Antonio Brufau, de Repsol YPF, y César Alierta, de Telefónica, cruzan el charco una vez por semana, y mantienen maratonianas jornadas de trabajo. Alierta, además, tiene la feísima costumbre de llamar a sus colaboradores a despachar en fin de semana. En su casa, naturalmente.