Basada en hechos reales, La buena mentira recuerda la experiencia sufrida por los denominados "Niños perdidos" de la Guerra de Sudán del año 1983.

Narrada en primera persona, La buena mentira arranca cuando un grupo de huérfanos de  una misma aldea, refugiados en Kenia, son acogidos, en el año 2001, en Estados Unidos. A su llegada sufren el primer revés cuando son separados de la hermana de uno de ellos que es enviada a Boston mientras a los varones los acogen en Kansas City. A pesar de la buena disposición y talante de esos tres jóvenes africanos, la adaptación a la sociedad norteamericana les resultará complicada tras la experiencia traumática vivida en su infancia (algunos de cuyos episodios, de la guerra del año 1983, vemos en pantalla mediante ajustados flash back). Afortunadamente serán ayudados por  una empleada de una empresa de trabajo temporal que pronto se verá implicada emocionalmente en su caso.

El conocido director Ron Howard coproduce, junto con su habitual colaborador Brian Grazer, esta película de estructura narrativa clásica y ritmo tranquilo que no convencerá a los escépticos porque está plagada de buenos sentimientos y en la que abundan testimonios de valor,  sacrificio y  agradecimiento.

La anécdota de la película es que el director Philippe Falardeau (a quien muchos recordamos por la sensible Profesor Lazhar) puso interés en que los jóvenes actores africanos fueran interpretados por auténticos sudaneses, algunos de ellos con la terrible carga de haber sido "niños soldado" antes de ser liberados.

Una cuestión en la que no se hace hincapié pero que queda clara desde el principio: la mayoría de las víctimas de la Guerra del año 1983, en Sudán del Sur, eran cristianos, mientras que los que les perseguían eran fundamentalistas islámicos de Sudán del Norte.

Para: Los que les gusten los dramas emotivos