Cuando apenas se habían recompuesto las relaciones entre el presidente del BBVA, Francisco González, y su consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, a cuenta de la remodelación del organigrama, surge otra desavenencia. Tras los cambios acaecidos en Italia, FG, necesitado de algún triunfo al precio que sea, soñaba con rehacer la operación BNL y sacarse la espina.

Pues bien, a su segundo, y primer ejecutivo del banco, no le gusta la idea. Mejor, la idea le agradaba, pero ha dejado de gustarle. Para Goiri, la BNL es ya pescado podrido. A estas alturas, el banco lleva más de un año paralizado. Nunca fue la entidad más rentable del planeta, pero ahora lo sería mucho menos. Además, opera en un mercado demasiado maduro. En conclusión FG y Goiri ya tienen oro motivo de enfrentamiento.