• La empresa de Fernando Martín se reúne para evitar la liquidación con los bancos, pero éstos no quieren hacer concesiones.
  • Las entidades ya han provisionado las pérdidas de las dos grandes inmobiliarias, así que les tienta el cierre.
  • En el caso de Reyal Urbis, una apuesta del Santander, se añade el riesgo reputacional que afronta Ana Botín.
  • Martinsa Fadesa y Reyal Urbis encabezan el ranking inmobiliario español y ahora están al borde de la quiebra.
  • La deuda global de Reyal ronda los 4.000 millones de euros, mientras que la de Martinsa Fadesa supera los 3.500.
  • Y eso también preocupa al Gobierno de Rajoy porque resiente la 'marca España' justo cuando parece que el sector vuelve a la normalidad.
  • Las socimis, mientras, se hacen más fuertes: la CNMV aprueba la OPA de Hispania sobre Realia y Lar España compra inmuebles por 11,5 millones.

Las dos grandes inmobiliarias españolas del pasado, Martinsa Fadesa y Reyal Urbis, están a punto de desaparecer, fundamentalmente por una razón: sus grandes valedores, los bancos, se han cansado y no están dispuestos a hacer más concesiones para que sobrevivan. Las dos inmobiliarias acumulan deudas que quitan el hipo (3.500 millones en el caso de Martinsa Fadesa y casi 4.000 millones en el caso de Reyal) y, en paralelo, los bancos no quieren ni oír hablar de recapitalizarlas. Son más partidarias del cierre o de dejarlas caer. Y tiene una lógica: han provisionado los riesgos durante estos años y están dispuestos a aflorarlas, a contabilizar las pérdidas.

Estos dos desastres coinciden con una tendencia en el sector inmobiliario español. El creciente protagonismo de las sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria (socimis) frente al 'naufragio' de las inmobiliarias. Las socimis han tomado así el relevo a los fondos buitres, que entraron en nuestro país a lo bestia en 2013. Como ha publicado recientemente Hispanidad, las socimis copan ya un tercio de la capitalización bursátil del sector. Y en ese contexto hay que encajar dos noticias de este lunes: la compra por una de esas socimis, Lar España Estate, de un hipermercado y dos locales en Albacete por 11,5 millones de euros y la aprobación por la CNMV de la OPA de la socimi Hispania sobre Realia. La operación de Lar en Albacete es la decimotercera desde que salió a bolsa el pasado 5 de marzo. El hipermercado y los dos locales forman parte del Centro Comercial Albacenter, que Lar adquirió en julio por un importe de 28,4 millones.

El declive de Martinsa Fadesa y de Reyal Urbis, presididas por Fernando Martín y Rafael Santamaría (ambos en la imagen), tiene un ingrediente adicional: la preocupación con que la ve el Gobierno de Rajoy, que teme resientan la 'marca España'. Al fin y al cabo, la recuperación parece que había traído una cierta normalidad al sector inmobiliario y la caída de las dos es una noticia negativa.

La crisis de Martinsa-Fadesa se remonta a 2008, año en el que perdió 2.471 millones de euros y en el que presentó, en julio, concurso de acreedores (el mayor en la historia española), del que sobrevivió en 2001. Pero su situación ha ido de mal en peor.

La inmobiliaria ha presentado este lunes otra propuesta de refinanciación de su deuda a los bancos para evitar la liquidación. Fernando Martín tiene prisa porque cuanta de plazo hasta el 31 de diciembre para salvar su situación financiera (afrontar nuevos pagos de deuda), pero hasta ahora la respuesta de los bancos ha sido la misma. Rechazan las propuestas porque son más partidarios del cierre y tienen en mente que en 2012 tampoco abonó la anualidad correspondiente.

La inmobiliaria pretende acogerse a la reforma de la Ley Concursal de Guindos, pero para ello es necesario un acuerdo con los bancos para poder modificar el convenio de acreedores. Con ese fin se presentó otro plan la semana pasada, que los bancos consideraron "inaceptable". Proponía quedarse con activos valorados en 1.100 millones y con una deuda de unos 500 millones y pagar sólo 990 millones y con activos (500 millones con inmuebles y otros 400 millones con acciones de sus filiales en varios países).

El caso de Reyal Urbis, la inmobiliaria que preside Rafael Santamaría, es también singular. Ha sido uno de los quebraderos de cabeza del Santander, como acreedor, los que supone, por tanto, un riesgo reputacional para la presidenta de la entidad, Ana Botín. La venta no corrió de su cuenta pero ahora está al mando y puede afectar a  su prestigio. Al lío de Reyal Urbis se unió recientemente que tenía una deuda con la Agencia Tributaria, autonomías y ayuntamientos suma 457,88 millones de euros, el 11% del pasivo.

Reyal está en concurso de acreedores desde febrero de 2013 y si no cambian mucho las cosas acabará en liquidación. Urbis era la inmobiliaria de Banesto y que tras la absorción por el Santander, fue vendida a Reyal. El Santander pasó así de propietario a acreedor y Rafael Santamaría, gracias a Emilio Botín y Alfredo Sáenz (entonces presidente de Banesto y accionista, a título individual, de la inmobiliaria), a una de las estrellas del sector inmobiliario. El Santander financió esa compra, que Reyal no podía afrontar (una venta apalancada). La operación se complicó con la crisis del ladrillo. Como Reyal ya no podía pagar, el Santander asumió la gestión. La valoración de activos de la inmobiliaria es de 1.474,36 millones de euros, un agujero patrimonial de a 2.500 millones y una deuda total de 3.978 millones.

Rafael Esparza

rafael@hispandiad.com