El principal financiador de ACS es el BBVA quien considera que, a ese precio no perdería dinero. Y es que la deuda empieza a ahogar a la constructora: supera en 3,5 veces los recursos propios. Esa presión obliga a la constructora a aplazar la meta del 25% del capital de la eléctrica

El problema de Florentino Pérez en su lucha por controlar Iberdrola es el apalancamiento de ACS. Ahora mismo, la constructora tiene una deuda de 11.000 millones de euros que triplica sus fondos propios.

Es cierto que ACS retiró de ese monto total la deuda adscrita a su división de Renovables, pero lo cierto es que aún no ha logrado venderla y que esa división demuestra la realidad del Grupo ACS: tienen muchos activos pero su venta tampoco reportaría beneficios: es para pagar a los bancos.

Lo mismo ocurre con Abertis: el 10% que le queda tampoco le reportará nada, por su fuerte apalancamiento.

Es así como Pérez ha tenido que paralizar su intento de alcanzar el 30% de Iberdrola. De hecho, ya había convencido a sus socios principales, los March y los Albertos, para llegar al 25% a lo largo del año. Pues bien, no parece posible: los bancos acreedores, capitaneados por el BBVA, han puesto coto: instan a Florentino Pérez a vender su paquete de Iberdrola (20%) en cuanto supere los 7,3 euros (cotiza actualmente a 6,1). Ese es el precio medio al que compró su participación, por lo que no le reportaría pérdidas contables. Pero, en cualquier caso, todas las compras se han realizado… con recursos ajenos.

Además, Pérez no ha logrado convencer ni a BBK ni a Caja Madrid (Bankia) para que le apoyen en su lucha por echar a Ignacio Galán de la Presidencia. Es cierto que el Banco de España insta a las cajas de ahorros a vender sus participaciones industriales, pero también lo es que Iberdrola ofrece alta rentabilidad por dividendo.

Eso sí, Pérez puede morir matando. En otras palabras, vendiendo su paquete a un tercero. El problema es a quién. Desde luego, no a una eléctrica francesa, porque el Gobierno no le permitiría que la primera eléctrica española acabara, como Endesa, en manos de una empresa estatal foránea.

En cualquier caso, por el momento, la batalla entre Pérez y Sánchez apunta a una salida de ACS, por mor de la clave en la historia empresarial reciente de la España actual: el apalancamiento. Y cuando las empresas funcionan con deuda se echan en manos de los bancos.

Eulogio López

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