En el clima de tensión de los bancos acreedores ante la venta de Marsans a Posibilitum Business surgieron las dudas entre algunas de las entidades. La venta a un empresario desconocido, sin experiencia en el sector, sugería que podía tratarse de una venta fraudulenta. Por eso, uno de los acreedores planteó la posibilidad de llevar a los tribunales a Díaz Ferrán y Pascual.
El resto del sindicato paró los pies a la iniciativa, ya que, si tal fraude era cierto, las deudas se exigirían al nuevo propietario.
Las dudas sobre el futuro de Marsans tras la venta también hicieron mella entre los 40.000 empleados de la compañía, inquietos por el futuro de sus puestos de trabajo y de sus sueldos. En una rueda de prensa celebrada en la sede de la CEOE, Díaz Ferrán, molesto con una pregunta sobre esas dudas, se desentendió por completo: Yo ya no soy el propietario, afirmó.
