El Ministerio de Educación y Ciencia en colaboración con la Alta Inspección d ha organizado unos premios sobre rutas literarias. El importe total de las ayudas asciende a 419.038,38 euros. La iniciativa está bien, porque se trata de promocionar desde la escuela rutas literarias de comunidades autónomas distinta a la del escolar. O sea, hacer España.

Lo que no se entiende es que la alta inspección se dedique a estos menesteres tan literarias en lugar de ejercer su función política. Y su función está claramente definida: debe de inspeccionar los centros educativos para auditar los contenidos de los mismos, la calidad de la docencia, el ambiente de las aulas y garantizar los contendidos mínimos vehiculares establecidos en la ley, todavía vigente. Lejos de esto, la acomplejada y pomposa alta inspección se ha dedicado a juegos florales, congresos, seminarios y demás actos de reconocida academia.

De esta manera garantizamos que la unidad del sistema educativo es inexistente, pero conseguimos repartir euros a lo largo del territorio, que siempre queda bien. No es una novedad. El anterior gobierno popular tomó la decisión de dejar en barbecho a la alta inspección.

- Los inspectores del ministerio de educación entrarán en las ikastolas por encima de mi cadáver - le dijo el consejero de Educación

- Vale, vale, tranquilo, no se preocupe, que no va a tener Ud. problemas, le respondió su interlocutor gubernamental.

Desde entonces los inspectores de la alta inspección se dedican a asistir a cursos, seminarios, congresos, y a leer el periódico. Bueno, no, también promocionan las rutas literarias. Este es el listado de los institutos premiados.