La mayor parte de los aborígenes de este continente africano han padecido la hambruna. La gente vive de una cosecha de subsistencia y, cuando la borrasca es buena, se venden frutas tropicales en los mercados locales. Cuando falta la lluvia viene la indigencia.

 

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, visitó Uganda que se desarrolla hacia una agricultura comercial y una mayor seguridad alimenticia. Aunque el territorio de Uganda es más pequeño que el de Kenia y Tanzania, representa el 47% de la tierra fértil. Sin embargo, la falta de inversiones ha impedido pasar de una labranza de subsistencia.

Por otra parte, la FAO evalúa que un tercio de los subsaharianos están subalimentados en comparación con el Norte de África. Kenia también padece la hambruna, debido a la carestía de lluvias en los últimos años. Por esta razón, los precios de las viandas básicas se han duplicado mientras que los sueldos son los mismos. El problema consiste en que resulta muy caro adquirir la manducatoria.

Debido al aumento del precio de las pitanzas, algunos terruños de Oriente Medio y Asia están inquiriendo terrenos y mano de obra barata en África. Según asevera Reuters, un grupo de capitalistas saudíes notificó un plan para plantar 700.000 hectáreas a lo largo de siete años y sembrar siete millones de toneladas de cereales en Uganda.

Frente al peligro de este tipo de inversiones, los granjeros indigentes, que han cultivado sus tierras por generaciones, el Banco Mundial marcará directrices para que estas arbitrariedades no sucedan.

La indigencia se localiza entre los más dolorosos abusos que siguen afligiendo a la humanidad. La pobreza es provocada por el mismo hombre y por su egoísmo, que se traduce en carencias de organización social, en la rigidez de las estructuras económicas que sólo buscan la ganancia, en prácticas que van contra la vida y en sistemas ideológicos que reducen a la persona, privada de su dignidad fundamental, a un mero instrumento.

«Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual», afirmó Martin Luther King.

Clemente Ferrer 

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