Ahora que ha conseguido superar la suspensión de pagos (default), el presidente argentino, Néstor Kirchner, ha dado un paso más. Acaba de afirmar que no piensa aceptar un laudo internacional para renegociar los contratos con las empresas prestadoras de servicios. Se da la circunstancia de que el 90% de esos servicios básicos los cubren empresas españolas, entre las que se encuentran Endesa, Telefónica, Gas Natural, Aguas de Barcelona, Repsol. Asimismo, BBVA y SCH, aunque estas no son empresas de infraestructuras, son ahora la segunda y tercera entidad financiera en Argentina.

El laudo internacional es la única posibilidad de entendimiento entre el Gobierno peronista y las principales compañías españolas. Pero más que de renegociar contratos, lo que pretenden las empresas españolas es que se actualicen las tarifas en cumplimiento de los contratos ya firmados. Como no había posibilidad de acuerdo, se presionó a la Casa Rosada para que aceptara árbitros internacionales, al tiempo que se negociaba la salida de la deuda pública argentina. Sin embargo, solucionado el problema con el sistema financiero internacional, Kirchner da un paso más.

Como ya hemos informado en Hispanidad.com, en todas esas empresas, con la excepción de Repsol, cuyo negocio en Argentina tiene unas características muy peculiares (lo que importa en el sector petrolero son las reservas), lo cierto es que la mayoría de estas compañías están dispuestas a marcharse de la Argentina ante  lo que consideran una falta de seguridad jurídica permanente. Y seguridad jurídica no deja de ser un eufemismo con el que las empresas se refieren a la falta de seriedad de Néstor Kirchner. En todas esas empresas se está provisionando aceleradamente todas las inversiones bajo el principio: un euro de inversión, un euro de previsiones.

Las inversiones acumuladas por las empresas españolas en inversión directa en Argentina durante la última década superan los 10.000 millones de euros.