El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, está tomando los modos de Carlos Menem: Tomar los órganos judiciales y echarse a dormir. La diferencia es que en el caso de Menem la voluntad era de protección. En el caso de Kirchner, además de la protección, el presidente busca hacer la revolución desde las instancias judiciales.

El revuelo fue mayúsculo con el intento del nombramiento de Argibay. Pero Kirchner no se arredra y propone a Elena Highton de Nolasco como miembro de la Corte Suprema de Justicia. Highton de Nolasco es otra mujer defensora del aborto eugenésico, del cambio de sexo, de los eufemísticos "derechos reproductivos" y de la ideología de género. Malos mimbres para defender una Constitución, que contempla el derecho a la vida desde el momento de la concepción.

Además, sus anteriores actuaciones profesionales la colocan como "traidora de la patria", según los artículos 29 y 36 de la nueva Constitución de 1994. No fue juzgada por entender que obedecía órdenes de sus superiores. Pero no parece que su historial sea el más adecuado para defender la legalidad argentina. Por si fuera poco, Highton de Nolasco ha sido consultora internacional del Banco Mundial, quebrando la incompatibilidad con el poder judicial que ejercía en paralelo. Pero es que, además, hay causas judiciales en la Corte Suprema donde el Banco Mundial tiene un interés directo o indirecto por lo que queda afectada su imparcialidad.