• El presidente europeo cede a las presiones del Nuevo Orden Mundial, que no 'consiente' una Constitución cristiana.
  • Navracsics fue ministro de Exteriores de Orban, defensor de la vida desde de la concepción y de la libertad de culto.
  • Deja la competencia de Ciudadanía en manos del griego Avramopoulos, el comisario de Migración y Asuntos de Interior­.
  • El Parlamento Europeo da el visto bueno al equipo de Juncker, que anuncia un plan de inversión de 300.000 millones antes de fin de año.

El nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker (en la imagen), ha cedido finalmente a las presiones y ha retirado la competencia de Ciudadanía al comisario húngaro Tibor Navracsics, que lo será sólo de Educación, Cultura y Juventud. En otras palabras, ha 'sentenciado' al represente del único Gobierno cristiano de Europa por la suspicacias que despierta en la 'cristiana' Europa el Ejecutivo Viktor Orban. Lo ha confirmado este miércoles, al anunciar la composición de su nuevo equipo, que ya tiene el visto bueno del Parlamento europeo. Entre ellos, el español Arias-Cañete, para Clima y Energía.

Juncker lo ha dejado para el final, al nombrarlo, después de señalar previamente que había escuchado "con atención las preocupaciones de los parlamentarios respecto a una serie de cuestiones". Evidentemente, entre esas preocupaciones estaba el 'veto' de la Comisión de Cultura y de Educación al candidato húngaro. ¿Razones: las mismas a la que acostumbra dar con sus dictados el Nuevo Orden Mundial, aunque se revistan sibilinamente  de otras cosas. Y es que Tibor Navracsics tiene una 'desgracia' que le acompaña: fue ministro de Exteriores de Orban, que tiene en su haber la única Constitución europea cristiana, en la que se recoge el derecho a la vida desde la concepción a la muerte o que establece la libertad de culto. Son conceptos 'demasiado espesos' para el pensamiento dominante en Europa, donde el aborto, la ideología de género o el laicismo campan a sus anchas en todas las legislaciones.

A pesar de que la decisión de la Comisión de Cultura y Educación no era vinculante, Juncker la ha seguido a pies juntillas, en una muestra indudable de carácter plegado a lo más cómodo: demonizar. Esa Comisión le pidió retiraran al candidato húngaro la competencia de Ciudadanía. Sugerido y hecho. Se la ha quitado.

Juncker lo ha dicho así: "Por último, he decidido confiar Ciudadanía a Dimitris Avramopoulos, el comisario responsable de Migración y Asuntos de Interior­". Y ha añadido, como quien se justifica sin pedírselo: "Quisiera asimismo reiterar mi confianza en Tibor Navracsics, quien realizó una excelente prestación con motivo de su audiencia y demostró su sólido compromiso europeo, motivo por el cual fue considerado por ustedes digno de desempeñar la función de comisario".

Juncker ha anunciado también al Pleno de la Eurocámara que quiere acelerar un plan de inversión público-privada de 300.000 millones de euros antes de fin de año, destinado al empleo, el crecimiento y la competitividad.

"No es una promesa, es una afirmación", ha dicho Juncker, que ha justificado el plan como un complemento a los tres pilares para los que ha exigido un gran pacto: reformas estructurales, credibilidad presupuestaria e inversión.

"El nivel de inversión en la UE se redujo en algo menos de 500.000 millones de euros, es decir, el 20%, después de su último punto culminante en 2007. Nos enfrentamos a un déficit de inversión. Tenemos que trabajar para compensarlo", ha asegurado. "Todavía no puedo comunicar en detalle lo que incluirá este paquete. ¿Cómo podría hacerlo, cuando mi nuevo equipo tiene aún que reunirse para debatirlo".

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com