Sr. Director:

Ha fallecido Julián Marías. Sí, desgraciadamente es cierto, pero es más cierto que su ingente obra está viva y seguirá viva para siempre.

Don Julián ha sido y será inteligente e intelegible. Una vez me confesó que una de sus obras predilectas era España inteligible. Al mismo tiempo su pasión por la verdad le permitió vivir con plena libertad. Esta consistía su otra gran pasión.

La Verdad os hará libres Hay que destacar nunca lo suficiente, que el insigne filósofo Marías encontró la Verdad y la difundió con su peculiar sensatez y moderación. Su gran salón, plagado de libros, estaba presidido por una bella reproducción de La Anunciación de Fray Angélico de Fiessole. Este cuadro fue su regalo a su siempre querida esposa, con los primeros ahorros.

Así pues, conviene destacar que sus innumerables discípulos le seguimos por su intachable conducta, fruto fresco y dulce de la íntima adhesión a un catolicismo profundo, cimentado en Cristo. La perspectiva cristiana es digna de ser leída para comprobar su acendrado cristianismo.

Por último quisiera reproducir del prólogo de su libro póstumo, La fuerza de la razón, estas frases: Me encamino a Dios e imagino cerca. Vuelve a la patria la razón perdida (Rimas sacras de Lope) cuando su luz venza mi oscuridad. Esa luz perpetua que siempre me iluminará

Amen, Don Julián Marías. Hoy no está cerca, ya ve la Luz cara acara, con sus propios ojos plenamente sanos, que no se deslumbran a pesar del fulgurante resplandor de la Razón divina.

Agustín Losada Borja

alosada@icam.es