Los países de la Unión Europea han aprobado nuevas medidas de seguridad para los juguetes que prohibirán las sustancias venenosas y limitarán el empleo de aleaciones pesadas.

 

Con el reglamento, las sustancias químicas que pueden producir carcinoma, modificando la información genética o afectando a la fecundación, ya no estarán autorizadas en los artilugios infantiles. Por lo tanto, los minerales pesados dañinos, como el plomo o el argento vivo, ya no se podrán emplear en los juguetes.

Estas medidas evitarán que los chiquillos se ahoguen con partes desprendibles de los muñecos. Las pequeñas miniaturas, incluidas en las viandas, siempre irán en un paquete independiente. Los juguetes, unidos a un fabricado alimenticio en el que se necesite el consumo de la golosina, para obtener el muñeco, estarán vetados.

El fabricante de juguetes infantiles debe formalizar una valoración sobre la seguridad de los mismos y facilitar una información más clara a todos los fabricados, conteniendo información sobre las sustancias sintéticas utilizadas para agilizar su exploración a los comisarios de la vigilancia del mercado.

Los importadores deben comprobar que los fabricantes hayan efectuado el examen adecuado de los juguetes y también deben ejecutar ensayos preliminares. Las exigencias a los distribuidores de muñecos también serán fortalecidas.

Los países miembros de la Unión Europea deberán permitir a los funcionarios de vigilancia del mercado para que ejecuten los tanteos convenientes en los límites externos de la UE para afianzarse de que los juguetes peligrosos sean ilegalizados. Las autoridades de vigilancia del mercado también podrán eliminar los juguetes que constituyan un mortal peligro.

Las nuevas medidas suplirán la reglamentación actual. Los productores de muñecos tienen dos años, después de la entrada en vigor de la reciente legislación, para acomodarse a las nuevas exigencias. En el caso de los requisitos químicos, el tiempo de conversión será de cuatro años.

La formación y educación de los hijos requiere la actuación y el esfuerzo constante de los padres. Tratar de suplirlo con juguetes educativos es buscar algo tan utópico como conseguir una máquina para educar.

Clemente Ferrer 

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