Desde que se estrenara (y triunfara) en el año 1999 el drama de Sam Mendes, American Beauty, no hay mes que no llegue a la cartelera algún melodrama norteamericano alrededor de  familias desestructuradas o sobre el presumible cinismo que existe en la vida diaria de la denominada clase media americana. Ahora le toca el turno a Juegos Secretos, de Todd Field.

 

Basado en una novela extensísima de Tom Perrota, Juegos Secretos (Little Children) sitúa en su objetivo a una pequeña y tranquila  población de Estados Unidos cuyo mayor enemigo es un exhibicionista pedófilo que regresa a su hogar tras su estancia en la cárcel. A partir de aquí, Todd Field (muy aclamado por su drama En la habitación) pergeña una historia donde se producen todo tipo de juegos secretos. Es decir, mentiras y faltas sexuales de todo tipo (adulterio, fetichismo etc)

 

Aunque Field es todo un especialista en dramas humanos, en Juegos Secretos (donde ha ejercido también de guionista) está tan desorientado como los personajes que desfilan por la pantalla. Desde el atractivo papá del parque  que se lía con una mujer casada a pesar de que está enamorado de su esposa hasta el degenerado sexual que no quiere provocar a los vecinos pero, sin embargo, acude a una piscina frecuentada por niños. El resultado es una película tremendamente pedante (a la que colabora un narrador omnipresente), que cuenta con una excesiva duración y de la que sólo se salva el buen trabajo de los actores, especialmente el de Kate Winslet, nominada al Oscar como mejor actriz por su trabajo en este largometraje.

 

Juegos secretos (Little Children) se estrena el próximo viernes 9 de febrero

 

Para: Los admiradores de la actriz Kate Winslet