Sr. Director:

En la portada de 20 minutos he leído que El Vaticano suprime el Limbo y que los niños muertos sin bautizar, desde ahora irán al cielo, por misericordia divina.

Es importante decir que el Magisterio de la Iglesia no decide arbitrariamente los diferentes aspectos de la doctrina católica. Cuando afirma que una verdad lo es, no es verdad porque lo afirme el Magisterio sino que lo afirma porque es verdad, y esto tiene su fundamento en la Revelación, la cual está contenida en la Biblia y la Tradición.

Sin embargo puede haber elementos que pueden ser opinables dado que no ha habido ninguna enseñanza sobre ellos por parte del Magisterio de la Iglesia que permitan darlos como ciertos e irrefutables. Por ejemplo la Iglesia no se ha pronunciado nunca sobre que lengua hablaban Adán y Eva, y sobre esto se pueden hacer diferentes especulaciones teológicas.

Por otra parte, siguiendo el artículo de 20 MINUTOS, el catedrático de teología de la Universidad Carlos III Juan José Tamayo manifiesta que el limbo se trataba nada más que de un medio coercitivo basado en el miedo para obligar a los padres a que bautizasen a sus hijos. Me parece que una vez más el Sr. Tamayo hace una interpretación un tanto confusa de la Doctrina de la Iglesia. Quiero subrayar que la Iglesia siempre tiene como objetivo principal y fundamental la salvación del hombre, es decir, su liberación del mal radical, lo cual solamente tendrá lugar en el cielo.

Amadeo Muntané Sánchez

muntanesanchez@yahoo.es