Sorprendió la presencia de José María Amusátegui en el entierro de Claudio Boada, al que sucedió en la presidencia del Banco Hispano Americano. Hay que recordar que ambos habían roto relaciones cuando Amusátegui, ya presidente del Hispano, se enfadó con Boada porque este seguía recibiendo directivos de la entidad en su despacho como presidente de honor.

En cualquier caso, algunos de los presentes recordaban la diferencia entre ambos banqueros, una diferencia que nos llevaría a las odiosas comparaciones generacionales. En otras palabras, Claudio Boada reflotó el Hispanoamericano la H que aún le queda al SCH- y después se marchó sin cobrar indemnización. Le bastó con que le dejaran despacho y chófer. Y lo mismo puede decirse de Alfonso Escámez, y de los hermanos Luis y Javier Valls. Amusátegui, por el contrario, recibió 44 millones de euros además de lo que obtuvo de Fenosa- y su consejero delegado, Ángel Corcóstegui, 110 millones.

Eran otros tiempos.