El juicio contra Emilio Botín, José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui, que comenzó en la mañana del miércoles 26 en la Audiencia Nacional, se ha aplazado hasta el lunes 31 de enero. El presidente del Tribunal, Antonio Díaz Delgado, decidió aceptar las nuevas pruebas que presentó la defensa de Emilio Botín, capitaneada a pie de obra por el letrado Rodríguez Mourullo (a Amusátegui le defiende su amigo Ramón Hermosilla y a Corcóstegui, Sánchez Junco).

Lo más curioso es que Botín aportó como prueba dos dictámenes solicitados a José Luis Leal, presidente de la patronal bancaria española y consejero de la petrolera CEPSA, del grupo SCH, y a Manuel Olivencia, quien fuera consejero del Central Hispano, suegro del ex ministro de Aznar, Javier Arenas, y considerado hombre próximo al PSOE moderado y patrón de los códigos de buen gobierno corporativo.

Amusátegui cobró 44 millones de euros de indemnización y Corcóstegui unos 108 millones. De esta forma, se marcharon y le dejaron todo el poder a Emilio Botín en el primer banco del país.

Los dos informes hablan de indemnizaciones multimillonarias cobradas fuera de nuestras fronteras, aunque han olvidado algunos casos que no les convienen. Por ejemplo, el de Jean-Marie Messier, de Vivendi, que ha terminado en los tribunales, o el del anterior presidente de la Bolsa de Nueva Cork, Richard Grasso. Naturalmente, los informes presentados por los abogados de Botín tampoco hacen relación a que Emilio Botín López (padre del actual presidente) no cobró ninguna indemnización por abandonar la entidad, al igual que otros banqueros como Pablo Garnica (Banesto), Alfonso Escámez (Central) o Claudio Boada (Hispano).

Al final, el juicio contra Botín sentará jurisprudencia y cátedra sobre las jubilaciones que puede cobrar un presidente que se retira, quién las debe aprobar y en qué condiciones.

Ya tenemos la primera foto del primer banquero de España en el banquillo, y el juicio se promete largo, aunque todavía más largo será el juicio por las cesiones de crédito. Las consecuencias financieras de todo este entramado resultan difícilmente previsibles.