Sr. Director:

El Príncipe Henry ha escandalizado a los judíos y a la sociedad inglesa al acudir a una fiesta de disfraces vestido de oficial del Afrikakorps nazi. Como rusa, entiendo el enfado de judíos y británicos, pues mi país fue quizá el que sufrió más crueldades de los nazis. Pero es evidente que lo del disfraz se trata de una chiquillada: Henry no defiende el totalitarismo nazi ni sus crímenes pasados. 

Mucho más grave y ofensivo para las víctimas de los totalitarismos es leer en la prensa de Gerona a Joan Boada, portavoz de Inicitiva per Catalunya-Verds-Izquierda Unida, en el Parlamento catalán. Textualmente propone muy seriamente una confiscación y posterior socialización de los bienes de la Iglesia a cambio de un derecho de usufructo.  

Es exactamente lo que los comunistas hicieron en mi país. Nos confiscaron las parroquias para convertirlas en cines y almacenes de patatas y hoy las alquilan a comercios. Los católicos de Moscú de cuatro parroquias aún hoy, en 2005, esperamos que algún día nos las devuelvan los amigos de Boada, mientras nos apretamos en una capilla propiedad de la Embajada francesa.  

Eso sí, tenemos más suerte que los católicos chinos, los vietnamitas, los norcoreanos, los cubanos, que viven precisamente en las condiciones que Boada propone "muy seriamente".  

¿No es escandaloso que un jerarca del Tripartito catalán insulte así a los millones de personas, hoy oprimidas por el totalitarismo comunista por razones religiosas? ¿Y Maragall está de acuerdo con sus socios? Ya no hay Afrikakorps, gracias a Dios, pero parece que Lenin sigue vivo y co-gobierna en Cataluña. Los que hemos sufrido eso en Rusia no queremos que se repita en España lo de la "confiscación y socialización" del señor Boada. Hoy podemos llamarlo por su nombre: pillaje y persecución.  

Tatiana Fedótova

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