No podemos vivir como hace diez años. Eso no es posible. De esta manera, sentenciaba el llamado Mister PESC, o preministro de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, el español Javier Solana, el resultado de un No al Tratado Constitucional europeo, durante su participación en el Foro de la Nueva Economía, celebrado en Madrid, a mediodía del lunes 14. Según Javier Solana, el Tratado de Niza es malo y fue un fracaso Niza no es otra cosa que el intento de salvar la paridad franco-alemana. Y por si no había quedado claro, Solana resumía así las expectativas sobre el Tratado Constitucional: Si se hace por ratificación de los 25, bien; si no, se hará de otra forma. Es la viva definición de un trágala. Eso sí, Solana terminó afirmando que el Plan Ibarretxe no acaba en el Tratado Constitucional, que sólo contempla a los 25 países Estados miembros.

En cualquier caso, Mister PESC se mantuvo en la misma línea de los mandatarios europeos que apoyan el Tratado. Es decir, éste entrará en vigor salvo que los resultados de los referenda fueran simplemente desastrosos. De otra forma, el Tratado seguirá adelante.

Además, para Solana, el Tratado tiene todas las posibilidades de salir adelante. Así, dio por hecho que el referéndum del día 20 en España será un Sí al igual que la siguiente consulta popular, la de Francia. Como se da la hermosa circunstancia de que en Italia y Alemania no habrá consulta popular, sino simple aprobación parlamentaria, los únicos puntos difíciles que contempla Javier Solana son Dinamarca, la República Checa y el Reino Unido. Solana se permitió incluso ironizar con los dos primeros (Dinamarca es un país que pierde todas las consultas populares que hace). Y en el Reino Unido aún lo dejó más claro : tienen elecciones legislativas antes del verano y es muy posible que, una vez celebradas, la clase política reflexione y comprenda que no pueda quedarse fuera de Europa. De esta forma, Solana manifestaba dos cuestiones: la primera que lo que importa es la actitud de la clase política no la de los electores y que él interpreta un No a la Constitución como un No a la UE.