El domingo 29 de febrero Javier de la Rosa, condenado por uno de los múltiples casos KIO, entró en la prisión de Alcalá-Meco. Prefiere cumplir condena en Madrid, donde trabaja su hija y abogada, y donde tendrá que comparecer para más casos KIO durante los próximos años. El martes 2, el diario El Mundo publica que ha ingresado el lunes y que se encontraba en el mismo módulo que Mario Conde, con alusiones a que ambos pensaban trabajar juntos en un libro sobre la Monarquía. Solución: siguiendo el viejo aforismo aragonés de que "a ningún 'por si acaso' le fastidiaron", trasladan a De la Rosa al pabellón de presos comunes. Conde permanece en el módulo reservado para ladrones de guante blanco, más que nada por razones de seguridad, pero De la Rosa no ha tenido tanta  suerte. Ni que decir tiene que la posibilidad de que ambos escribieran ese libro es bastante remota.