El diario El País nos informa de que Ratzinger (es decir el Papa Benedicto XVI, pero los chicos de Polanco se resisten a ofrecerle tal denominación: le tienen manía) no impondrá sus ideas. Eso mismo nos dice el representante mediático de la progresía de derechas, el diario El Mundo, que este chico no va a aplicar sus propias ideas. El diario gratuito 20 Minutos, que resume El País y El Mundo, con mucha más sencillez y claridad, exclama: Benedicto XVI no gobernará con sus propias ideas.

Mucho más sincero, dónde van ustedes a parar. Ahora bien, uno se pregunta: Si no va a ejercer de Papa con sus idas, ¿Con cuáles ejercerá?

Claro que el sentido de los titulares es otro, significado inducido, más que palpable. Lo que quieren decir Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa, y Pedro José, director de El Mundo, es que menos mal que va a ejercer con otras ideas que no son las suyas, porque las suyas, propiamente dichas, no les gustan nada a Janli y Pedro J. Y claro, eso no puede ser. Una cosa es que sea Papa, y otra que pueda contradecir a quien marca la pauta, naturalmente en nombre del pueblo.

Y a todo esto, ¿qué dijo Benedicto XVI en su eucaristía de inicio del Pontificado? Pues dijo algo que, bien mirado, es justo lo contrario de lo que titula la prensa española. No algo distinto, sino lo contrario. ¿Acaso lo ocultan El País y El Mundo? ¡Por supuesto que no! ¡Estamos hablando de profesionales! Hace ya mucho tiempo que la prensa no informa, sino que aclara las informaciones. Por eso, no pasa nada porque, ya en la entradilla, se aclara que lo que dijo el nuevo Papa fue esto. Mi auténtico programa de Gobierno es el de no hacer mi voluntad ni seguir mis propias ideas (de ahí entresacaron y manipularon lo de no gobernar con sus propias ideas), sino ponerme con toda la Iglesia a la escucha de la palabra y la voluntad de Dios y dejarme guiar por Él.

Benedicto XVI está hablando de identificarse con la Voluntad Divina, de anonadarse en el Espíritu Santo, de tal forma que ya no sea yo, sino Cristo quien vive en mí. Janli y Pedro J., arquetipos de la sociedad mediática, consideran que le papa germano ha hecho una autocrítica y que, por razones espurias, sin duda alguna, está dispuesto a efectuar una dura autocrítica. Y lo está, sólo que dicha autocrítica consiste en acomodarse a la ideología de Cristo, y no a los editoriales de El País y El Mundo. Un equívoco que sin duda provocará problemas políticos en el futuro, y que exigirá mucho talante por parte de Janli y Pedro J. para aclarar las cosas. ¡Señor, Señor, los disgustos que da la clerecía!

Para entendernos: Janli es de los que les cuesta creer en Dios porque fe es confianza, y nadie puede tener tanta confianza en sí mismo, si ustedes me entienden. A Pedro José no le ocurre exactamente eso : en verdad, a él no le importa especialmente si Dios rige o no el Universo, siempre que el Creador se preste a una crítica constructiva de los equipo de investigación del diario El Mundo, y siempre que, en pocas palabras, el Padre Eterno le deba algún favor a Pedro José por cuidar de su imagen en el planeta Tierra. A ambos les ocurre lo mismo que al gran Tolstoi, a quien llamaban el hermano pequeño de Dios, aunque él nunca se sintió cómodo con su situación de benjamín.

He dicho que Janli y Pedro José son los dos arquetipos de la sociedad mediática actual. Rectifico : de la sección española de la sociedad mediática actual. Porque en ningún rincón de la prensa europea puede percibirse como en España el odio manifiesto de los medios de comunicación dominantes hacia el Papa Ratzinger. Claro que no se trata de un odio cualquiera, sino de un odio pluralista: es decir, un odio democrático.

Eulogio López