Por los desolados páramos de una Inglaterra rural, una joven, Jane Eyre, huye de la mansión de Thornfield House, donde trabajaba como institutriz…

A pesar del aislamiento de ese lugar, Jane ha vivido acontecimientos tan emocionantes como conocer el amor…

Realizar una nueva versión cinematográfica de un clásico inmortal muy conocido implica muchos riesgos. Empero, el director americano Cary Fukunaga (aplaudido por los Sin nombre) los ha superado con esta adaptación magistral que ha sabido, en forma y fondo, transmitir la personalidad de la heroína literaria creada por Charlotte Brontë.

Para ello ha recurrido a narrar la historia a través de conseguidos flash back que nos recuerdan la triste infancia de la huérfana Jane así como su paso por Thornfield House, donde su patrón, el misterioso Sr. Rochester, ha sabido apreciar y enamorarse de la belleza interior que anida en esa joven de apariencia modesta.

Narrada con más elementos góticos y terroríficos que otras versiones anteriores, la película se desmarca del cine actual, donde prima la falta de elegancia y el hedonismo, porque su heroína, Jane, pesar de su naturaleza apasionada es incapaz de traicionar su moral para satisfacer sus deseos.

Asimismo, merece la pena destacar el adecuado casting realizado para elegir a la pareja protagonista, que ha recaído en la joven actriz Mia Wasikowska (creíble de principio a fin) y en el ascendente actor Michael Fassbender (últimamente visto en Un método peligroso), que otorga a su personaje la fortaleza de carácter requerida, al igual que hizo Orson Welles en la versión clásica.

A destacar los cuidados e inteligentes diálogos de la película y una puesta en escena (en localizaciones exteriores) al servicio de este relato de amor atormentado.

Para: Los que sepan apreciar un relato inolvidable llevado a la gran pantalla  con la maestría de los clásicos