Además, se introduce el impuesto sobre la primera vivienda, una tasa sobre los bienes de lujo y se retrasa la edad de jubilación

 

El plan de ajuste decretado ayer por Italia -para ahorrar 30.000 millones de euros- bien podría considerarse un anticipo de lo que nos espera en España una vez que Mariano Rajoy tome posesión como presidente, allá a finales de diciembre.

Pasamos a desgranar las medidas anuciadas por el primer ministro, Mario Monti. Atención:

Modificación del sistema de pensiones que aumenta el mínimo de años cotizados para cobrar la jubilación: para dejar el trabajo serán necesarios 42 años de cotización para los hombres y 41 para las mujeres (actualmente son necesarios 40). Se alarga también la edad de jubilación, hasta los 66 años (en la actualidad, para las mujeres en el sector privado se sitúa en los 60 años). La convergencia entre hombres y mujeres se alcanzará en el 2018, es decir, 8 años antes de lo que preveía la reforma del gobierno de Silvio Berlusconi. Las pensiones superiores a los 935 euros quedan congeladas.

Aumento de dos puntos en el IVA.

Reintroducción del impuesto de propiedades sobre la primera vivienda.

Incremento en los tramos altos del impuesto de la renta.

Lucha contra la evasión fiscal: no se recurrirá a ningún tipo de amnistía fiscal.

Compromiso del Gobierno de adelgazar los gastos de la política.

Tasa sobre los bienes de lujo: barcas, aviones privados y coches con una potencia superior a los 170 caballos. Los gastos superiores a l.000 euros (actualmente en 1.500) no podrán pagar en efectivo.

Liberalización de horarios comerciales y flexibilización de los sectores farmacéutico y del transporte para fomentar la competitividad.

Además, el primer ministro Mario Monti anunció su renuncia al sueldo y se establece la obligación de todos los ministros de declarar su patrimonio.

Con todo esto, el mayor peso en los sacrificios corresponderá a las clases medias, como siempre. Pero el primer ministro fue muy claro: "Quizás no os dais cuenta. Italia tiene pocos meses de vida. Si no intervenimos de inmediato, vamos a la quiebra. No lograremos pagar los salarios de los funcionarios públicos y en todo el país se paralizarán los autobuses y tranvías. Será una catástrofe". Y añadió: "Solo hay una alternativa: una situación con duros sacrificios o un Estado en bancarrota con un euro destruido quizás por infamia de Italia".

Pueden cambiar 'Italia' por 'España' y el sentido sería el mismo. Pero cabría añadir: por la infamia de los gobernantes españoles, especialmente el Gobierno central de Zapatero, pero también muchos gobiernos autonómicos y ayuntamientos de ambos signos políticos.

Ya saben lo que nos espera en España: el expolio de las clases medias.  

José Ángel Gutiérrez

joseangel@hispanidad.com