Hasta el momento era el único país del G8 sin energía nuclear

El senado italiano ha levantado el veto a la energía nuclear. Después de 22 años, Italia vuelve a plantearse la construcción de nuevas centrales. Los italianos, de vuelta de un período de gran dependencia energética, no han querido continuar en plena crisis mundial con el lastre autoimpuesto en 1987. "Nos quedamos atrás", lamentaba Fini la semana pasada en Madrid.

De hecho, Italia es el mayor importador neto del mundo de electricidad y único país del G8 sin energía nuclear. Un 60% de la energía que consume es gas proveniente del exterior. En consecuencia, los precios de la electricidad son un tercio más altos que en la mayoría de los países de la UE, según datos de Eurostat.

Según las previsiones energéticas del Gobierno, el objetivo es que la nuclear suponga el 25% y eso significa que se deberán construir entre 8 y 10 reactores nucleares en el próximo futuro. Eso se complementaría con otro 25% en renovables. Este mix permitiría reducir a la mitad la dependencia energética y avanzar hacia un mix mucho más racional.
El potencial de la nuclear hizo que el Reino Unido autorizara la construcción de nuevas plantas hace un año y medio. Por su parte, Francia anunciaba esta semana que prolongará la vida de sus centrales hasta 30 o 40 años. El país galo es el segundo del mundo en número de reactores en operación (tras Estados Unidos), hasta el punto de permitirse exportar a países como España, cerca de cuyo territorio están situadas algunas centrales.

Mientras Reino Unido, Francia e Italia le pierden el miedo a la nuclear, España, cuyo presidente prometía volver al corazón de Europa, involuciona en materia energética.